Capítulo 11: El Gran Escape de Alice

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Capítulo 11: El Gran Escape de Alice
(Dedicado a Darkneeesss)

El celular comenzó a sonar, así que me vi obligada a abrir los ojos para contestar.
-¿Sí?
-Farr.-era Trace.
-¿Trace?-me senté en el colchón y me tallé los ojos para ver el reloj.-Son las diez de la noche y hoy fue un día pesado, así que más vale que sea importante.
-¿Vendrás hoy?-su voz sonó esperanzada.
Suspiré.
Era viernes, una semana después de que Lex había llevado a Gloria al gotcha. Tampoco habíamos hablado después de eso, así que llevaba tres semanas sin interactuar con él.
-Sí.
-Genial.-su voz sonó aliviada y pude percibir que estaba sonriendo.
-Nos vemos en un rato.
-Está bien, Farr. Adiós.
Me levanté de la cama y como no tenía ganas de ducharme, me bañé en perfume y desodorante.
Milagrosamente, hoy no había llovido, así que me puse unos jeans con una blusa y un cardigán tejido. Guardé mi celular en el bolsillo trasero del pantalón, le di de comer a Ellie y Mila y salí de la casa. A mitad de camino me detuve a comprar varios croissants y cafés.
-¡Ya llegó Baby Farrie!-gritó Will cuando entré.
-¡Traje la cena!-anuncié y en menos de diez segundos, mis manos ya estaban vacías.
Sonreí y saqué mi propia comida.
-Eres la mejor.-dijo Drew y besó mi mejilla.
Nos sentamos en el suelo por un rato mientras todos terminaban su cena.
-Buenas noticias, chicos...-Wayne me miró.-y señorita.-reí.
-Hoy jugaremos en el depósito de chatarra en Brooklyn.-continuó Trace.
Vitoreamos y aplaudimos.
-¿Qué estamos esperando? ¡Vamos!

~.~

Cuando llegamos al depósito, bajamos de la camioneta y caminamos hasta el área designada por Trace. Bajamos las mochilas con nuestros las armas, las protecciones y los cascos para tomar una cada quien.
-¿Todos listos?-preguntó Trace.
-Listos.
Me giré en redondo al escuchar aquella voz detrás de mí. Esta vez estaba acompañado de una chica de las mismas características de Gloria, o sea, cabello oscuro, ojos cafés y piel blanca.
Me miró, como buscando una reacción en mí, pero simplemente lo ignoré y dirigí mis ojos hacia mis uñas.
Él y Leah, como se llamaba la chica, tomaron sus respectivos equipos y se reunieron con nosotros en el círculo en torno a Trace.
-Jugaremos Alice's Great Escape (El Gran Escape de Alice) a petición de Farr. Por supuesto, ella será Alice y yo seré el Sombrerero Loco. Los demás serán las tropas del Conejo Negro.
Asentimos, pero hubo un carraspeo.
-¿Por qué Farrah tiene que ser Alice? ¿Por qué no Leah?-desafió Lex.
Solté el aire de golpe, llena de indignación y enojo.
-Porque yo lo sugerí, idiota. Además ella acaba de entrar, yo llevo más tiempo que ella y tengo derecho a ser Alice. Ahora cierra el pico y mantenlo así.-gruñí.
Y antes de que Lex pudiera responder algo, Wayne sopló la bocina y todos corrimos.
-¡Vamos, Farr!
Trace me tomó de la mano y nos desplazamos rápidamente a través del terreno. La poca luz que emitían la luna y las estrellas se filtraba por las nubes que cubrían el cielo, iluminando tenuemente nuestro recorrido. Mi arma rebotaba contra mi pierna descubierta, clavando el frío cañón metálico en mi muslo. Continuamos corriendo, pero sonó la segunda chicharra.

-¡Corre, Farrah!

Aceleré mi paso y pronto dimos con una camión de pasajeros destartalado. Sin pensarlo dos veces, jalé a Trace y nos metimos ahí. Me recargué en uno de los viejos asientos y dejé mi pistola en el suelo, intentando recuperar el aliento. El olor a humedad y polvo del vehículo inundó mis fosas nasales. Escuché unos pasos acercarse a gran velocidad, así que me quedé quieta y alerta. No obstante, el sonido pasó de largo.

-Hay que salir.-susurré y Trace asintió.

Con cuidado y en silencio, apartamos la puerta rota del bus y comenzamos a caminar, con las armas preparadas. El objetivo era encontrar las barras de luz fluorescente, donde estaría la llave en forma de taza de té, pues la tetera se encontraba alrededor de mi cuello. Como no tenía ni idea de a dónde ir, dejé que Trace fuera adelante. Poco a poco, la luna fue ocultándose tras las nubes, dejándonos únicamente con unos cuantos rayos de luz tenue. Trace era quien me guiaba por los autos destruidos y pilas de llantas y metal, mientras yo cubría nuestras espaldas. Decidimos subirnos a una montaña de chatarra, para poder ver mejor y encontrar las barras fluorecentes.
Con cuidado, comenzamos a trepar por los coches aplastados, intentando no caernos con las piezas sueltas que abundaban en la torre. Logramos llegar a la punta y nos metimos entre dos placas de metal para protegernos de cualquier disparo. Recorrimos con la mirada todo el lugar, intentando divisar el resplandor violáceo de las barras de luz.
-¡Ahí!-señalé.
Justo al otro lado de donde nos encontrábamos nosotros, en una pila más alta que en la que nos encontrábamos, estaban las luces.
-Genial, vamos.-apremió Trace y bajamos de ahí.
Nos movíamos con agilidad a través de toda la chatarra y la basura de aquél lugar. De vez en cuando escuchábamos ruidos, así que nos metíamos bajo los automóviles para evitar que nos vieran. Cada vez nos encontrábamos más cerca de la torre en donde estaba la llave de taza de té, por lo cual nos desplazamos más rápido para llegar cuanto antes.
-Ya casi estamos ahí, Farr.-susurró Trace.
Antes de que pudiéramos dar otro paso, una bala rozó mi brazo y se estrelló a mi lado, en una mini van. Miré hacia adelante y descubrí que habían dos chicos corriendo hacia nosotros. Reaccioné rápidamente y le disparé a uno, mientras Trace se encargaba del otro. Logré eliminarlo, disparándole al abdomen. Entonces lo vi todo en cámara lenta. El segundo atacante disparó una bala que golpeó a Trace en la careta y lo eliminó del juego.
-¡Corre!-gritó Trace, así que le disparé al otro chico e hice lo que dijo.
Serpenteé entre la basura y logré llegar hasta mi objetivo. Eché la cabeza hacia atrás y observé la alta torre de metal, llantas y cristales rotos que se levantaba imponente frente a mí.
Respiré hondo, me ajusté la correa alrededor de mi torso de donde colgaba mi pistola y comencé a trepar. Me agarraba a las salientes con mucha fuerza, temiendo pisar alguna pieza floja y caer al suelo. Poco a poco, fui avanzando cada vez más, acercándome a la llave. La única desventaja de ser Alice era el vestuario, pues mi corto vestido celeste y blanco no me ocultaba demasiado, a diferencia de los trajes oscuros de las tropas del Conejo. A estas alturas, seguramente ya me habrían visto y estarían en camino para eliminarme del juego antes de que lograra alcanzar la taza de té. Y estaba en lo correcto, pues empecé a percibir sonidos ahogados de pasos y gritos que se acercaban. Miré hacia abajo y de inmediato me arrepentí cuando una sensación de vacío sacudió mi estómago. Tragué duro y volví mi vista hacia arriba, motivándome mentalmente para seguir subiendo. Los demás ya habían llegado a la torre, lo sabía porque los escuchaba gritar.
-¡Ahí está!
-¡Dispárale, Will!
La adrenalina corría por mis venas con la urgencia de llegar a la punta. La montaña de basura se iba haciendo cada vez más delgada y yo corría el peligro de caer al no encontrar un apoyo firme para continuar. Entonces, una bala chocó contra el dorso de mi mano, rompiéndose y dejándola manchada de rosa. Solté un agudo grito por el dolor punzante que me había causado aquél disparo. Miré hacia atrás y me di cuenta de que no había sido Will quien había halado el gatillo, sino Lex. Estaban intentando que me diera la vuelta para darme en el pecho, en el abdomen o en la careta.
Para mi suerte, encontré un hueco en medio de aquella montaña de chatarra por el cual podía protegerme de los coloridos proyectiles y seguir trepando. Sin embargo, ésto último era un poco más difícil, pues estaba rodeada de metales y cristales, cosa que me causaba rasguños en los brazos y piernas y rasgaduras en el vestido.
Miré hacia afuera por un hueco y me di cuenta de que sólo habían tres chicos apuntando hacia la torre, pues los demás se encontraban trepando para alcanzarme. Solté un gemido ahogado por la desesperación y salí del hueco donde estaba, pued ya no podía seguir subiendo por ahí.
-¡Ya salió!-escuché a Drew.
Maldije para mis adentros mientras intentaba dar un paso hacia arriba y sostenerme de algo. Los chicos estaban más y más cerca de mí, listos para atraparme. Los que estaban abajo me disparaban sin parar, atinando en mis manos, piernas y espalda, causándome un horrible dolor que me recorría por completo. Sentí que las fuerzas comenzaban a abandonar mi cuerpo, amenazando con dejarme caer en cualquier momento.
Vamos, Farrah. Haz un último esfuerzo.
Y eso hice.
Apreté los dientes y obligué a mis pies y a mis manos a moverse, subiendo lentamente.
A pesar de que la noche era fría, mi cuerpo estaba caliente y el sudor resbalaba por mis sienes y mi cuello. La llave estaba colgada en un pequeño gancho metálico, a un par de metros sobre mí. Las barras de luz creaban un resplandor violeta sobre el dije, el cual se balanceaba ligeramente. Situada a su lado había una corneta para que la sonara cuando tuviera la cadena entre mis manos. Estiré mi brazo para alcanzarla, pero no llegaba.
Vamos, Farr.
Me estiré mucho más y conseguí jalar el dije de plata, junto con la chicharra y las luces de neón. Apreté el botón y el sonido esnordecedor de la corneta sacudió mis tímpanos.
-¡Y LA GANADORA DE ALICE'S GREAT ESCAPE ES FARRAH HOLT!-gritó Wayne a través de los amplificadores.
Suspiré aliviada y sonreí.
Lo había logrado.

(Will en Multimedia)

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