Antes de la cuarentena 2

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La tenue luz que se filtraba de entre las cortinas de aquella ventana, le golpeó  directamente al rostro, soltó un leve quejido y se cubrió con su antebrazo, girándose en contra de esta.

El olor a café atrajo su atención y con pereza se levantó siendo atraído por este, vio al peruano moviéndose por la cocina totalmente concentrado en lo que fuera que hiciera.

-Buenos días, Martín

Aquel tono de voz suave llegó a sus oídos y respondió el saludo con un levé asentimiento de cabeza, no sabía que decir...no querían decir nada en realidad, ¿Cómo debían reaccionar si prácticamente ayer terminaron? ¿Hacerse los locos y fingir que nada nunca pasó? ¿Tratar de hablar y aclarar todo? O tal vez solo dejar todo ahí.

Deseo no seguir martirizándose y tomo asiento en la isla que se encontraba en medio de la cocina.




-Podrías por el amor de todos los dioses, sentarte - hablo agotado de ver al azabache de un lado a otro.

La incomodidad era palpable en el ambiente.

Se acercó a la mesa, dejando sobre esta distintos platillos, la mirada verde paseo sin mucho interés sobre estos. Lucian deliciosos pero el sabia el motivo detras de tanta comida... Miguel estaba nervioso.

-¿Qué es lo que...

-Lo siento. - Viro su mirada hasta toparse con aquel rostro que tanto amaba.

-No lo hagas, por favor - Miguel no se sentía preparado para ver aquellos hermosos ojos verdes, su unica reaccion fue cubrir su rostro con ambas manos - No te disculpes.

-Pero...

- No tienes que pedir disculpas, es responsabilidad de ambos. Ambos fallamos y dijimos cosas ayer.

No pudo reaccionar cuando unas manos tomaron las suyas, bajandolas y reteniendolas sobre sus piernas, su rostro descubierto fue apreciado por Martín.

Martín notó que el de piel canela traia los ojos algo llorosos y sólo suspiro, lo que menos queria era hacerlo llorar.

El sonido de un teléfono vibrando capturó su atencion y dirigió su mirada a aquella pantalla que se encendia mostrando en esta el nombre de cierto ecuatoriano. El mejor amigo de Miguel.

Sintió los celos recorrer su cuerpo cuando el mas bajo liberó sus manos con rapidez y respondió con un tono de voz suave e incluso algo dulce.

- Si, si estoy bien pancho...no tengo nada - miro de reojo al rubio y como este se mantuvo en su misma posición con una expresión mortalmente sería, lo sentia muy enojado pero no podía moverse de su lugar.

Martín soltó un suspiro, se levantó y peino sus cabellos hacia atrás, tomó su casaca y se encontraba dispuesto a salir de la cocina, de aquella casa. En realidad.

-Vendré luego por mis cosas, tal vez cuando te hayas calmado o dejado de hablar con tu " mejor amiguito", tal vez montaste toda esta escena para poder traerlo y pasar un buen par de dias juntos, ¿no?.

Miguel sólo le envio una mirada molesta alejando el celular de él.

-Que mierda estas hablando, huevon.

Un suave "Migue" viniendo del teléfono, hizo que rapidamente acercara este a su oreja.

-Si, no no pasa nada Pancho. Solo tengo un pequeño inconveniente - le dio una rápida mirada a Martin para luego darle la espalda.

Aquella acción no le gusto al argentino, su unica reacción fue tomarlo del brazo y encararlo. Tomo el celular colgó la llamada y lo lanzó lejos del lugar.

La vida diaria de Martín y MiguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora