Antes de la cuarentena 6 (Final)

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Martin se levanto con el lado de su cama vació, se encontraba frío como si desde hace un buen rato había sido abandonado.

Suspiro y se froto el rostro tratando de levantarse, aquella mañana gris le tomó más fuerza de la que debería porque con el frío que hacía solo quería envolverse en las sábanas y olvidarse de todo, dormir abrazado al cuerpo del moreno.

Al pensar en Miguel se obligó a levantarse en busca del peruano, esperaba que el encuentro no fuera incómodo o al menos sepa sobrellevarlo, no como pasó la primera vez que compartieron cama. Sonrío ante en recuerdo, busco entre sus ropas una pijama y con sus pantuflas puestas, camino a paso tranquilo por la casa.

Al llegar a la cocina una voz a lo lejos le advirtió que ahí estaba el azabache, iba a entrar llamando la atención pero unas palabras lo distrajeron de su intento de llamar la atención del de ojos dorados.

-En verdad, lo extraño bastante y las veces que hablamos. Hablamos sólo como amigos pero me duele porqué ya nada es como antes.

Se detuvo de golpe en la puerta, agudizando su oído ante lo mencionado. Podía notar claramente el sollozo contenido del de piel canela, su corazón dio un vuelco y le dolió, no sabía de quien hablaba pero si sospechaba.

-Hasta hace un par de meses el era mi vida, mi mundo y yo el de el, porque eso nos decíamos mutuamente, ahora simplemente nos tratamos como amigos. Algo que nunca imaginé... yo lo amo, eso no puede cambiar de un día para otro.

Martin asomo su cabeza notando como Miguel aún ajeno a su presencia comenzaba a secarse un par de lagrimas, el argentino cerró los ojos por unos segundo tratando de contener sus propias lágrimas, no sabía si estas eran por el dolor causado a la persona que más amaba o de alivio porque confirmó que Miguel lo seguía amando, como él lo amaba. Respiro profundo y decidió darle un tiempo a solas. Ambos lo necesitaban.






La segunda vez que busco a Miguel, lo encontró en el jardín sentado en aquella especie de silla larga que funcionaba como columpio también. Hacia frío y el de mirada dorada se encontraba solo en pijama, se acercó a paso tranquilo admirando la vista de Miguel usando su pijama, como los cabellos ondulados se encontraban alborotados gracias a la brisa y el cómo el mayor se mecía de adelante hacia atrás, la mirada perdida y sus largas pestañas moviéndose cada que parpadeaba, como sus mejillas y la punta de su nariz se encontraban rojas, aquellos labios rojos y pomposos, suspiro y decidió acercarse a paso decidido.

-un preparado especial de la casa para nuestro cliente VIP y una manta para poder sobrellevar el frío.

Hablo una vez tuvo al lado del más bajo, este lo miro sorprendido por unos segundos para luego sonreír. Asintió en respuesta y eso bastó para que Martín tomara asiento al lado de Miguel y los envolviera a ambos en aquella manta, le paso la taza al menor sintiendo la frialdad de esta al rozar con la suya. Su ceño se frunció por unos segundos pero luego volvió a su expresión tranquila y alegre inicial.

-Gracias... - respondió bajito mientras tomaba un sorbo de aquella deliciosa bebida, leche con cacao y dos cucharadas de café, era la versión casera de moccacino que habían inventado un tiempo atrás cuando tenían flojera de salir en busca de la bebida a alguna cafetería.

Permitió que el sabor inundara su paladar y la calidez de la bebida viajará por todo su cuerpo, suspiro a gusto al sentir como funcionaba siendo consciente del frío que tenía.

-¿todo bien?

La pregunta salió tan casual se los labios del argentino, Miguel miro la verdosa mirada y la expresión desinteresada que traía el mayor, si es que no lo conociera diría que fue una pregunta sin ningún significado de fondo pero con Martín las cosas no eran así de simple, el podía decir las cosas más serias del mundo o lo que más le afectara como si se tratara de nada, pero era una forma de defenderse así mismo porque Martín era una persona sensible.

La vida diaria de Martín y MiguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora