Antes de la cuarentena 4

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La alarma sonó, se estiró de forma perezosa entre las sábanas. Siendo sincero no tenía ganas de salir de estas con el frío que hacía y peor que había conciliado el sueño súper tarde ya que aunque llevaba días durmiendo en aquella cama, de su propia casa...simplemente no podía acostumbrarse.

Tomo algo de valor y salió de esta, arrastró los pies ligeramente dirigiéndose hacia el baño, tropezando con la otra cama que se encontraba en aquella habitación. Maldijo internamente el porque la habitación de huéspedes debía tener dos camas, si casi nunca tenían visitas.

Mientras se aseaba divagó en su mente los últimos recuerdos de aquel par de días y no pudo evitar revivir el rostro del de piel canela, de preocupación porqué casi incendia la casa...solo quería hacer algunos alfajores pero se distrajo por un momento con la televisión y de lo que debían mantener un color dorado bonito...terminaron totalmente negros. Una sonrisa se posó en su rostro mientras se cepillaba los dientes.

Se preguntó si Miguel aún seguía molesto, o si se acordará cuando ayer le gritó que debía mantenerse a mínimo 5 metros de él...ya ni recordaba que había hecho enojar al más bajo, pero no le dio importancia.

Bajo hasta la cocina con pasos tranquilos, se recargó en la puerta viendo a Miguel hablando por teléfono, cuando esté noto la presencia del rubio procedió a colgar.

Y un sentimiento de molestia se instaló en el estómago de Martín al pensar en que estaba hablando con Pancho, no estaba enojado con pancho pero es que no podía evitar sentir celos o el que Miguel le gritara en pleno rostro que disfrutaba más los momentos que compartía con el ecuatoriano que los que compartía con el.

Se dirigió hasta la cafetera sirviéndose una buena taza de café.

-Mi mamá llamo. -habló Miguel mientras terminaba de preparar unos huevos revueltos con tocinos.

-Mmh - dió como respuesta, mientras tomaba un buen sorbo de café, no era una persona de mañanas, a menos que despertar temprano implicara ciertas actividades en las que se necesitan dos personas que se mostraban su amor y devoción mutua.

-Quería saber qué tal nos está yendo, dice que te cuides mucho por favor y que espera pronto podamos ir a visitarla para poder almorzar en familia... - se acercó a la sanguchera retirando unos sándwich de  jamón con queso.

-Aún no le cuentas, ¿verdad? .- aquella pregunta sonó más a una confirmación.

-No he encontrado el momento de decirle " mamá no sabes, Martín y yo ya no estamos juntos pero seguimos viviendo juntos por lo de la cuarentena" y seguro me dirá que se nos pasará y que no andemos como conejos todo el día a lo cual tendré que decirle " no ma, no pasará eso"...créeme prefiero ahorrarme la vergüenza del ultimo - sus mejillas se pusieron rojas de solo pensar en su made siendo tan directa como ella sola- aparte se pondrá triste, dice que eres el yerno que mas quiere - "y el más guapo" quiso agregar pero estaba de más aquello.

Martín soltó una risa baja mientras seguía bebiendo de aquel cafe, ayudando con su mano libre a llevar la jarra de jugo de naranja a la mesita.

-Mi suegra es realmente única y directa, no superaré el día en que nos obligo a sentarnos con ella en su sala para oírla hablar por mas de una hora sobre cómo tener relaciones sexuales de forma segura para luego terminan con un " no se si ustedes ya cogieron o no, pero estos consejos es para que tengan cuidado" y de paso te regalo un vibrador.

-¡No!, a mi padre casi le da un infarto cuando hizo eso, mientras tu te andabas riendo como baboso.

-Y tu Padre le reclamo que porque te lo dio a ti y no a mi, a lo que respondió " se lo que tengo de hijo"....SE LO QUE TENGO DE HIJO.

La vida diaria de Martín y MiguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora