𝐅 𝐎 𝐑 𝐄 𝐕 𝐄 𝐑 𝐘 𝐎 𝐔 | EDMUND PEVENSIE

𝐕𝐈𝐈

"This is a place where I don't feel alone
This is a place that I call my home
This is a place that I call my home"

- That Home, The Cinematic Orchestra

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A la mañana siguiente, se vieron obligados a levantarse apresurados y alarmados al no ver al mayor de ellos junto a Lucy.

Edmund, Alana junto a Trumpkin y Susan, tomaron sus armas y corrieron a su ayuda al escucharlo pelear contra alguien.

— ¡No peleen! — vocifero, Lucy.

Viendo como los narnianos salían al rescate del chico. Peter al ver a todos, bajo la piedra y miró a su alrededor. Para volver su mirada al chico frente a él.

— ¿Príncipe Caspian? — cuestionó, confundido viéndolo detenidamente.

— Si, ¿y tú quién eres? — respondió, sin dejar de apuntarlo.

— ¡Peter! — exclamó, Susan llegando detrás de Lucy al verla detener la pelea.

El chico de cabello largo miró la espada en su mano y miró al rubio atónito.

— Gran Rey Peter... — murmuró.

Caspian miraba a todos sorprendidos.

— Nos llamaste, ¿no es así? — enunció.

— Si, pero... — lo miró con sutileza.— creí que eras mayor. — completó.

Peter le miró indignado.— Bueno, si quieres regresamos en unos años. — reprendió.

Caspian entró en pánico.— ¡No! — exclamó.— Entiendan. Es que... no son lo que yo imaginé. — añadió, viendo a los demás chicos a su lado.

Deteniéndose en Susan y Alana por unos minutos, para volver su mirada al rubio de nuevo. La castaña bajo la mirada sonrojada y sintió la mirada de Edmund por unos segundos.

— Tampoco tú... — murmuró, Edmund viendo a los minotauros un tanto alarmado.

— Un enemigo en común úne hasta los más antiguos adversarios. — comentó, un tejón saliendo de entre los arbustos.

— Esperábamos con ansias su regresó, mi señor. — habló, alguien más a sus pies.

Todos bajaron la mirada, encontrándose con un tierno ratón.

— Nuestros corazones y armas están a su servicio. — sacó su espada e hizo una pequeña reverencia hacía el rubio, llevando su espada a su pequeño pecho.

Lucy sonrió dulcemente.
— Ya lo vieron.— murmuró, a Susan y Alana a su lado. — Es tan tierno. — añadió, señalandolo con el rostro.

La ojiverde asintió y sonrió.

— ¿¡Quién dijo eso?! — espetó, el ratón interrumpiendola.

Lucy se exaltó, haciendo que bajará un poco la cabeza.

— Perdón. — se disculpó apenada.

El ratón la miró atentamente. — ¡Oh! Majestad. — saludo y guardó su espada.— Con el debido respeto, a mi parecer, osado, cortez o temerario describen mejor a un caballero de Narnia. — soltó, con ego.

Alana alzó ambas cejas sorprendida y fue imposible intercambiar miradas con Edmund a su lado.

— Bueno, alguien aquí sabe usar la espada. — halago, Peter.

El ratón tomó su espada jugandola al aire.

— Así es. — asintió.— Recientemente la use para obtener armas para su tropa, señor. — añadió, orgulloso.

Peter sonrió al pequeño roedor.
— Excelente, por que necesitaremos todo el armamento posible. — habló, satisfecho.

— Entonces, creo que vas a necesitar que te devuelva la tuya. — soltó, Caspian girandola en su mano para tenderle el mango de la espada al rubio.

Peter la tomó viéndole con superioridad para después guardarla y seguir a los narnianos.
Haciendo que Caspian se intimidará un poco.

Y antes de partir volvieron por sus cosas para dirigirse hacía dónde se refugiaban los narnianos.

Peter iban al frente junto a Caspian hablando sobre algunas cosas, detrás de ellos Edmund y Alana que se mantenían en silencio. Susan y Lucy detrás de unos faunos, siendo acompañados por más narnianos detrás.

Se detuvieron al ver el altonazo en medio de un gran campo abierto, como lo había llamado Caspian.
En cuanto se acercaron, una fila de centauros se formó por las orillas de la entrada al ver a los cinco reyes de antaño.

Se detuvieron por un momento al ver cómo el puente de espadas se formaba y entraron con una gran sonrisa.

Lucy miraba a los centauros con una gran sonrisa y al ver un pequeño centauro, sonrió dulcemente. Su espada estaba algo abajo por lo que su padre la hizo elevarla un poco más.
Y finalmente se adentraron al altonazo.

Finalmente se sentían en casa.

Caspian los siguió detrás en cuanto entraron y los guió por el lugar.

— Tal vez no era lo que esperaban pero es defendible. — explicó, apenado.

Peter miraba todo atento, más no dijo nada. Para él era suficiente.
Alana y Edmund miraban junto a él.
Cuando Susan apareció por un pasillo.

— Peter... — llamó a su hermano. — Ven a ver esto. — señaló.

Alana intercambio una corta mirada con el pecoso a su lado y la siguieron curiosos junto a Peter.

Al llegar donde Susan, miraron las paredes de piedra sorprendidos. Nunca creyeron ver algo como eso durante su reinado.
Aquellas pinturas contaban su historia de manera corta.

— Somos nosotros. — soltó Alana, tocando las figuras.

— Es nuestra historia... — murmuró, Lucy al verlas también.— ¿En dónde estamos? — cuestionó, confundida al chico de cabellos largos.

Caspian los miró a todos atentó.— ¿No lo reconocen? — cuestionó, dudoso.

Los cinco lo miraron sin decir nada y él pareció enterderlo al instante.

Tomó una antorcha de su lado,
le siguió Edmund y luego Peter.
Para después guiarlos por el pequeño pasillo. Y al entrar a otro lugar, Caspian encendió las orillas del lugar para mostrarles.

El recorrido del fuego pasó por un retrato de Aslan en medio del lugar, hasta llegar a otra orilla donde estaban más narnianos.
Alana intercambio cortas miradas con Susan y volvieron a mirar el lugar detenidamente.

La más pequeña de ellos, pareció reconocer el lugar y se acercó a paso lento a la mesa partida del lugar. Susan le siguió por detrás dando un paso adelante.

Alana miraba atenta sus movimientos y al ver cómo giraba a verlos, le sonrió de medio lado melancólica.

— Debe saber lo que hace. — murmuró.

Peter dio un pequeño paso al frente resignado y suspiró.

— Creo que depende de nosotros. — sentenció.

Lucy volvió su mirada al león con una débil sonrisa y suspiró.

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