⛓ El Perdón ⛓

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Terminé levantándome por la tercera llamada entrante de Leo. Se escuchaba frustrado pero nada que un perdón con donas y café no resuelvan.

Bajé corriendo las escaleras y me derrapé por traer los calcetines alcanzándome a agarrar de la manija de la puerta, sino me hubiera estampado en la pared, con posiblemente moretones que por el momento no quiero tener en mi cuerpo.

-Te dije que... - lo callé.

-Ya lo sé, ya lo sé - me acomodé el cabello - Olvidé poner mi despertador, pero lo importante es que ya estás adentro ¿no? - Sonreí mientras nos dirigíamos a la sala.

-¿Cómo dormiste? - preguntó entre quejidos mientras se sentaba lentamente para no tirar los cafés de la bandeja.

-Bastante bien de hecho... O puede que un poco bien - balbuceé - Si no te haz dado cuenta... Ya no tengo al peluche conmigo... Ni tampoco estoy durmiendo con él - sonreí por pensar que eso lo alegraría pero se levanto de golpe como si estuviera preocupado.

-¿Lo tiraste? ¿En donde lo dejaste?

-Tranquilo... Lo guardé en mi armario... ¿Por qué te aceleraste así de la nada? - lo tomé de sus hombros y volví a sentarlo.

-Solo creí que te habías desecho para siempre de el peluche... ¿Recuerdas que ayer hablábamos que no solo era apagar tus emociones? Sino... - volví a callarlo.

-Sino que ir lento pero seguro hasta que logre cumplir la meta...- suspiré.

-Mhmm... - destapó la bolsa de donas - desayunemos y después si quieres hablar de lo de Lars, lo haremos y sino lo quieres, ya pensaré en algo para entretenernos.

-¿Te quedarás todo el día? - me sorprendí.

-Creó que está bien ¿No? O si quieres solo desayunamos y me voy.

Negué de inmediato - es solo que pensé que harías lo mismo que los días pasados...

Sonrió antes de darle un sorbo a su café y enarcó sus cejas consecutivamente para que también empezara a desayunar.

Me sentía cómoda y a salvo estando con él. Sabía como hacer que las horas se sintieran como segundos haciendo algo tan insignificante que me hacía reír y al parecer él lo disfrutaba también, ya que jamás me dejaba riendo sola.

La amistad de Leonardo tenía tantos significados, pero siempre terminaban en lo mismo. "Amistad". Y estoy cien por cierto segura, que alguien como Leo o Luc, Esteban incluso Joel... Son únicos en el mundo por no rendirse conmigo. En especial Leo, que a pesar de lo mala amiga que he sido... Sigue a mi lado, sin importar un que o un como. Aquí sigue y seguirá...

-Cambiando de tema... - Limpió su boca con la servilleta que traía en mano - ¿Tú quieres visitarlo?

-No sé si quiero visitarlo o no. Digo, ya pasaron demasiados años, y en el lugar en el que está, no se si pueda seguir reconociendo al mismo Lars ¿Entiendes? - expresé con temor.

-Claro, pero como todas las personas, merecemos una segunda oportunidad, quizá este sea el paso que necesitas para liberarte totalmente y estar lista cuando llegue la última carta...

-En ese caso, vayamos hoy mismo - impulsivamente pensé.

-¿Qué?

En estos momentos había tenido un impulso por temor, de esos que por sentir tanto miedo se mezcla con la adrenalina y no piensas en nada más que en hacerlo sin importarte nada.

-Como lo escuchaste, vayamos ya, ahorita, en este mismo instant-... - Me tomó de los brazos para tranquilizarme.

-No iremos ahorita - asentí sin ninguna expresión en mi rostro al notar la rudeza de su voz - Mañana si es que lo quieres... pero hoy no ¿está bien? - relajó el timbre de su tono tras quedarme perpleja por lo de antes.

Posdata: Te amo. #Extra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora