✉️ Onceava Carta ✉️

1.5K 311 596
                                    


🐺 Últimos 2-1 capítulos 🐺

Fui la primera en despertarme; me enrolle mi manta y salí de la casa de campaña sin pisar las brazas de la fogata. No quise despertar a nadie, me senté en la orilla y contemplé la mitad del amanecer que había.

Todo era tan sereno, el ruido de las olas, la brisa moviendo la hierba, los pájaros pasando. Tan tranquilo se escuchaba todo que mi mente, por primera vez no me atormentaba, ni tampoco me gritaba. Permanecía en silencio con mis pensamientos en calma.

Tardó un poco en que alguno de los chicos me alcanzara a la orilla. Seguía abrazando mis rodillas cuando sentí el roce en mi brazo de alguien que se sentó a mi lado.

-Me hubieras despertado para acompañarte a ver el amanecer... - la voz ronca que tenía Leo por tener poco de haberse despertado, me había hecho sonreír.

-Decidí hacer mío este amanecer...

-¿Y lo disfrutaste? - asentí ante su pregunta - ¿Tomaste una foto?

-Me temo que fue tan grandioso que solo quise que mis ojos lo apreciaran - me miró con indignación.

-Pero yo no fui parte de la broma de ellos, por lo menos debiste tomar una foto para mi...

-Ya habrá otro amanecer donde lo apreciemos los dos - me tambaleé hacia él terminando recargada en su hombro.

Suspiramos siguiendo mirando al frente, nadie más quería decir algo para poder disfrutar en silencio lo que quedaba de la vista con tonos anaranjados y amarillentos.

Los chicos empezaron a salir para estirarse y saber el plan que seguía. - ¿Estas segura que quieres regresar? - me miró sobre su hombro.

-La travesía acabó, presencié lo que por mucho tiempo busqué y creo que ya no me queda nada por el cuál seguir fuera de casa - me despegué - Solo quiero pasar otro rato aquí sentada y será todo. - me volví a recargar en él.

-Bien... Solo un rato más...- Susurró conforme iba acabando su frase.

Los chicos al vernos sentados, decidieron hacer lo mismo, llegando en silencio hasta que decidí ponerme de pie para buscar un lugar donde pudiésemos desayunar.

Volvimos a guardar todas las cosas y las subimos a la camioneta, fuimos al centro más cercano y tras las referencias de internet, entramos a uno de los mejores donde nos dieron un servicio de calidad que todo turista desea en su viaje.

Al terminar, los demás esperaban seguir con la diversión, pero al ver que íbamos en la carretera de regreso a Los Ángeles, se desconcertaron y me preguntaron - ¿Y las demás playas por explorar?

-Ya no habrá más playas, creo que pasamos mucho fuera de casa ¿No creen? - Leo los miró por el retrovisor al verme tímida por mi cambio de planes.

-Claro... Mucho tiempo fuera de casa, está bien. - Dijeron.

El resto de horas de camino se basaron en karaoke, comprar aperitivos para comerlos en el camino, siestas de minutos e intercambios de lugares para turnarse el volante.

Reconocimos las carreteras de nuestro hogar al cabo de media noche. La ciudad despierta, personas paseando con sus mascotas y el aroma que la caracterizaba.

Los primeros en bajar fueron Luc y Joel, después siguió Esteban y al último yo.

-Gracias por ayudarme a cumplir la carta - Pujé al dar el brinco para bajarme - Y por hacerme recordar la diversión que antes teníamos.

Posdata: Te amo. #Extra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora