Capítulo 1: Contra Nos

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Contra nosotros

El canto de las aves dio los buenos días a las mestizas de la sencilla casa que se ocultaba en el bosque. Hoy Nene, una joven con orejas de conejo, piel marrón y cabellos blancos se levantó antes que su madre y hermana y se asomó frente a la ventana de la humilde habitación que tenía vistas de la granja para idearse que tareas hacer durante el día.

Esta vez tenía planeado sorprender a su madre, ya que estaba preocupada desde que su padre no regresó desde hace meses de su trabajo de mercader, aquello provocó que  fuera decayendo en la tristeza hasta que sus ojos empezaron a hundirse y las ojeras marcaron su rostro, había perdido el sueño durante varios días seguidos y su característica alegría y carácter fueron apagándose. Muchas noches la había visto despierta, esperando al regreso de su marido  frente a la puerta de la casa  hasta que su aguante llegaba al límite.

Procurando no hacer ruido, Nene bajó desde el segundo piso por las escaleras y salió al jardín de la casa para recoger flores, y se alejó hacia  las profundidades del bosque, y mientras que preparaba un ramo entre sus brazos su sonrisa se iba ampliando, pero ninguna de las que había recolectado hasta el momento era tan bella como unas relucientes flores azules de cientos de pétalos entrecruzados que vio en lo alto de una colina. Dispuesta a añadirlas al ramo, escaló hasta la cima y comenzó a arrancarlas de una a una. Casi habiendo terminado su trabajo, oyó el relinche de unos caballos a lo lejos de las montañas que hizo eco entre  los arboles, aquello la detuvo y miró con curiosidad la procedencia del sonido, ensimismada en su curiosidad no se había dado cuenta de que una presencia se había acercado a su espalda y puso una mano sobre su hombro que le arrancó un grito que fue enmudecido con otra mano.

— Te has alejado mucho Nene.— Susurró sobre su oreja.

» Recuerda que todavía vivimos en la tierra de los humanos, Eglorn no es nuestro hogar, tenemos que estar juntas  y vivir ocultas, no puedes ir por ahí libremente o harás que nos encuentren y nos maten.

La mestiza se separó de su hermana habiendo reconocido aquella voz familiar .

— ¡Yuri! ¿Porqué me has seguido? Se cuidar perfectamente de mi misma.

— Reprochó presionando el ramo contra su pecho.

— No, no lo sabes, nuestra madre Aila me ha puesto a cargo de cuidarte desde que te quedaste atrapada en una trampa de humanos, por suerte pude encontrarte a tiempo siguiendo tu patoso rastro de huellas. — Añadió.

»Tienes suerte de que llegué primero para sacarte de ahí antes que ellos. - Señaló apuntando su rostro con el dedo acusador .

» Pero luego tuvimos que estar dos semanas ocultas en la casa rezando a Suneuss por que no nos encontraran, ya que obviamente los humanos iban a volver y iban a ver que su trampa había saltado.

— Por favor, podría haber sido cualquier otro animal. — Se defendió Nene levantando una mano mientras esbozó una sonrisa torcida.

»¡incluso puede haber sido un corrupto! siempre han habido corruptos por el bosque, el otro día vi un Korokroko.

— ¡No seas estupida! esa trampa está hecha específicamente para los mestizos, ni siquiera te has parado a estudiar su mecanismo como lo hice yo. Tienen huecos preparados con las medidas del pie de un mestizo promedio, por eso se activó cuando pasaste por encima y liberó un sistema de cuerdas de acero que te dejó colgando como una araña por al menos  dos horas.

— No hace falta que digas tantos detalles.

— Es verdad, mejor vámonos a casa antes de que pierda la paciencia y...- Levantó su mano en gesto de golpe sobre la cabeza de su hermana, pero se detuvo dando un suspiro.

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