Capítulo 5-

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Llegó el viernes rápido, James estaba más animado en las clases. Casi siempre hablaba con Megan de millones de cosas y cada vez la conocía más, aunque nunca quería hablar de su pasado y cambiaba de tema. Rachel, se puso más celosa pero con el orgullo, no quería acercarse tanto a su novio, solo quería cantarle las cuarenta a esa tal Megan. Mientras tanto Paul, se veía menos cerca de Megan, eso a ella le alivió aunque esa noche cambió todo de repente.

-Nos vamos hija, hasta luego –le decía su padre, dándole un beso.

-Adiós. –se despidió Megan.

Su padre y madrastra salían a cenar y Paul estaba fuera y no llegaría hasta las tantas. Eso a ella le gustó y puso la música a todo volumen. En ese momento de motivación, le sonó su móvil.

Era James. En clase de inglés tenían que hacer un trabajo en parejas, y los dos se pusieron juntos, así que Megan, no tuvo más remedio que darle su número de teléfono.

-Hola, Megan.

-Hola, James.

-Quería hablarte sobre lo del trabajo.

-Sí, dime.

-¿Te parece bien quedar mañana por la mañana? Es que yo a las 6 de la tarde tengo que estar ensayando para la noche.

-Sí, vale ¿a qué hora?

-Pásate a partir de las 11 a mi casa ¿Okey?

-Vale.

-¿Tienes la dirección, no?

-Sí la tengo.

-Perfect. Pues mañana nos vemos.

-Hasta mañana.

-Adiós –y colgó ella.

En ese instante Megan se quedó pensativa. Mañana quedaría con él, a solas. Es un trabajo pero a ella solo de pensarlo se ponía nerviosa, porque no estabas acostumbrada. En ese momento se escuchó el ruido de llaves y puerta. Eso la sacó de sus pensamientos y volvió a la realidad. ¿Quién sería? Vio aparecer a Paul, iba medio borracho por los zumbos que daba, pero se le entendía al hablar y medio estable.

-Hola, hermanita –dijo él sonriendo.

-Hola-dijo ella seria.

-¿Estás sola?

-Sí, estaba.

-Graciosa eres –dijo aproximándose hacia ella.

-¿Estás bebido?

-No, so-solo un poco.

-Hueles a whisky.

-¿No te gusta mi aliento? –dijo soplándole casi en su boca.

Ella se echó para detrás con cara de asco, mientras él reía medio atontando.

-Pues no, que asco –dijo por fin.

-¿Quieres movimiento esta noche?

-No. –dijo ella mientras se dirigía hacia su habitación, pasaba de pamplinas.

-¿Por qué? Si estoy muy activo.

-Si sí, se te ve.

-¿Me vacilas, niñata?

-Déjame, me voy a dormir. Buenas noches.

-Espérate –dijo él agarrándola del brazo.

-Quita –se intentó librar de él.

-No, hoy no te libras. –la cogió de nuevo hasta que consiguió llevarla al salón y la tiró al sofá.

Megan gritaba llena de miedo y estaba con la respiración muy acelerada.

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