Una paz poco duradera

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—¿Cómo me dices que obtuviste esto?— indagó la pelirroja, sosteniendo un volante en sus manos.

—Me lo dio la reina y creí que sería una buena oportunidad para que saliéramos en publico sin miedo a que nos descubran—

—Déjame ponerlo de otra forma...¿cómo y por qué, la reina te daría esto a ti?—

—No me digas que estás celosa, ya lo dije muchas veces, entre esa mujer y yo, no pasa nada—

—Ya te he dicho que no me pongo "celosa"— dijo en un tono áspero, dejando aún más obvio que de hecho lo estaba.

—Oh, pero si lo estás, lo veo en esos lindos ojos verdes— se burló acercándose a la mayor y abrazándola por el cuello —tranquila ¿si? solo fue casualidad, estaba dándole mi informe semanal y por mera cortesía me comentó de esto y me dio volante de invitación, aunque es un evento publico, que tal parece hacen cada año—

—Entonces ¿pretendes que vaya a esta cosa contigo?—

—Bueno, no podemos ir juntas, pero me gustaría pasarla contigo esa noche, y no sería sospechoso que desaparecieras, puede ser que consiguieras un ligue de una noche—

—Vaya, eres muy planeadora—

—Si me permite pasar algo de tiempo contigo...entonces ¿irás?—

—Bien...pero quiero que me digas como irás—

—Dalo por hecho, tu también me dirás, no pienso hacer el ridículo al coquetearle a una desconocida—

—Seguro, no quiero tener que degollar a alguien— comentó con simpleza, ganándose una mirada llena de intriga —vamos, es una broma—

—Tus bromas son un tanto perturbadoras ¿sabías?—

—Si ajá...así que un baile de mascaras, será divertido—

Cuatro meses habían pasado desde que ambas llegaron a esa ciudad y comenzaron una "relación" pues la mayor aún no lograba aceptarla completamente, al no poder estar en público, no podía ser una verdadera relación, pero ambas eran felices, al comienzo solo se veían una o dos veces a la semana, pero rápido perdieron el temor o mejor dicho, simplemente dejo de importarles y se pasaban cada noche juntas, algunos días, la pelirroja se colaba en la residencia demaciana, otros días la metía a escondidas a su habitación y por último y con menos frecuencia, se escapaban al barrio rojo de la ciudad y pasaban la noche en una posada(o mejor dicho un motel) lo más alejado posible de ambas residencias, dónde ya eran clientes regulares, incluso tenían una habitación que el personal designó como suya, pues el hostal generalmente tenía poca clientela y al ser la habitación más alejada de la entrada y el comedor, casi nunca se rentaba, hasta que este par llegó por supuesto y desde entonces, eran las únicas en usarla. A los demacianos no se les hizo extraño que Lux desapareciera algunas noches, luego de las primeras semanas se hizo conocido que ella tenía visitas frecuentes de una desconocida en las noches, a veces incluso desde la tarde, pero por respeto y temor a su hermano, nadie se atrevía a indagar sobre el asunto, a fin de cuentas, pelotones iban y venían, y el rumor de que la rubia tenía una amante llegó incluso a los oídos de su familia.

Explicando el porque Katarina se pone celosa de la reina, tenemos que volver dos meses, cuando ella tuvo que irse dos semanas a cumplir una misión y cuando regresó, se enteró de que la menor había entablado una relación amistosa con la gobernante, pasaban las tardes tomando té y la menor permanecía gran parte de su tiempo en la biblioteca del palacio. Esto desató un pleito entre ellas debido a los celos de Katarina, aunque a Lux le gustaba saber que la pelirroja la consideraba suya, pero hacer un escándalo por alguien como la reina no tenía sentido, fue su primer pleito, que no duró más de dos días, pues Katarina acepto que había exagerado y decidió sorprender a la menor, esperándola en su habitación con un ramo de rosas en sus manos y la cama llena de pétalos, buscó muy dentro de si misma, para encontrar su lado romántico.

AMOR EN GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora