¿Qué somos?

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Lux yacía entre los brazos de la mayor, siguiendo ese beso hambriento que había comenzado hace solo unos instantes, apenas y logró reaccionar cuando sintió su puerta abrirse para cerrarla nuevamente con magia, separándose de los labios de la pelirroja.

—¡Señorita ¿se encuentra bien?!— indagó una voz al otro lado de la puerta.

—Diablos, escóndete— susurró la rubia a su acompañante.

—No quiero— la tumbó sobre la cama quedando sobre ella —...que suave...quiero quedarme así— sus palabras se arrastraban, ahora es cuando realmente comenzaba a sentir los efectos del alcohol.

—¿Qué de...kata, estás ebria?— finalmente sintió el olor a del licor proveniente de la mayor.

—Solo un poquito—

—¡Señorita!— el sujeto seguía tratando de abrir la puerta.

—Mierda, bien, bajo la cama ahora—

—No quie...—

—No es pregunta kata— si bien no tenía tanta fuerza como la mayor, tenía la ventaja de estar sobria y la obligó a ocultarse como pudo —¿si?¿pasó algo?— pregunto finalmente abriendo la puerta, encontrándose con alguien a quien conocía bien, un hombre que estuvo junto Garen cuando recién comenzó su entrenamiento militar y que se había convertido de uno de sus mejores amigos y quien sabía todo acerca de Lux.

—Disculpe— dijo entrando a la habitación —sentimos un fuerte estruendo y nos preocupó que los malditos de Noxus hubieran enviado a alguien tras usted—

—¿Estruendo?...¡Ah! eso, verás, estaba cambiándome y vi un insecto, así que comencé a lanzarle cosas, recién estaba estaba organizando todo  de nuevo—

—Comprendo, disculpe que la moleste a esta hora, su hermano me pidió que la cuidara cuando supo que mi pelotón se dirigía hacia aquí—

—Siempre hace lo mismo, Dios—

—En todo caso, descanse señorita Lux—

—Gracias, igualmente—

—¡Ah! y Lux—

—¿Si?—

—Si vienes con fines políticos, te recomiendo que aprendas a mentir un poco, y si tiene una visita nocturna— dijo señalando la mano claramente femenina que asomaba un poco por debajo de la cama —no se preocupe, no es la única en este lugar, solo...no hagan mucho ruido, buenas noches señoritas—

La rubia completamente roja y avergonzada se despidió del soldado cerrando nuevamente la puerta y asegurándola, fue a buscar a la mayor y sacarla debajo de la cama.

—Pff...el tipo te descubrió por completo—

—Cállate, por quien crees que pasé esa vergüenza—

—Oh mírate, estás toda roja— dijo acariciando el rostro de la menor.

—Que te calles, idiota—

Nuevamente la mayor acorraló a Lux contra su colchón dejando que su cabello le cubriera el rostro.

—¿Recuerdas...lo que me preguntaste el ultimo día?—

—Te pregunté si me extrañarías—

—Exacto—

—Y bien ¿me extrañaste?—

—Parecía un alma en pena, eras lo único en mi cabeza todo el día— se dejó caer en el pecho de la menor —...Dios, no puedo creer que dije eso—

AMOR EN GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora