Te encontré

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—¡EY, MAS RÁPIDO!— exigió uno de los soldados que iban a caballo tirando de la cadena,haciendo que Lux cayera de rodillas al suelo.

La lluvia se hacía cada vez más fuerte, y es cielo estaba tan cubierto por nubes, que no sabía ni la hora, solo que aún no era de noche, aunque realmente ¿que importaba? el frío dejó de importar dede que se ha visto obligada a dormir afuera o en mismo establo que los caballos, en ambos casos encadenada por el cuello y sus manos tras su espalda. Tampoco es que tuviera afán alguno por llegar a su destino, solo sería otro infierno pasar todo el día siendo usada como saco de boxeo y tiro al blanco con piedras, palos, incluso comida. Las únicas veces que sintió una cama en el último mes, fue cuando alguno de los dos soldados que la "escoltaban" la usaba para satisfacerse, o la ofrecían a alguien con dinero durante el tiempo que pasaban en alguno de los pueblos, por lo que a los Demacianos concernía, ella ya no era una persona.

Su cuerpo está muy herido, demasiado, el dolor y el cansancio también son muy grandes como para concentrar cualquier cantidad de mana, sumado al hecho de que solo le permitían comer lo justo para que no muriera de hambre, e incluso en esas ocasiones la obligaban a "agradecer" el hecho de que le alimentaran.

Lux nunca pensó que llegaría a odiar su propia nación, pero este lugar ya no lo era, ya no tenía un hogar, pronto todo terminaría y probablemente sería abandonada en una sanja para que muriera, ese era su consuelo, se aislaba del mundo real pensando en que pronto todo acabaría, así no sentía, ni los golpes, ni el frío, ni el dolor o el asco que le producían ser usada como un juguete para hombres y mujeres un poco adinerados, su cuerpo era un cascarón, su mente estaba siempre distante, pensando en que gracias a esto, la persona que amaba estaba a salvó, que si hubiera dicho cualquier cosa, talvez sería su amada pelirroja la que estaría pasando por esto o directamente habría sido ejecutada.

Antes de darse cuenta estaba siendo encadenada en la parte trasera de una posada en algún lugar, expuesta casi por completo a la fuerte lluvia, su único refugio era una pequeña porción que sobresalía de las caballerizas.

Completamente cubierta de lodo y toda clase de porquerías de los animales que descansaban a su lado, se recostó contra la pared de la posada, desde hace días que sus articulaciones duelen más de lo normal, su cabeza da vueltas y le cuesta mantener sus ojos abiertos, quizás su momento había llegado, finalmente todo acabaría y encontraría algo de paz, con esa idea en mente, finalmente cerró sus ojos.

—Maldita sea esta lluvia ¿aún nada?—

—No, se supone que debían llegar hace unas horas, quizás, por la lluvia se detuvieron en el camino ¿que piensas?—

—Es probable—

—¿Entonces?—

—La buscaremos— ordenó la pelirroja —puede que esto no vaya deacuerdo al plan inicial, pero la lluvia nos ayudará a cubrir nuestro rastro una vez la tengamos—

Cubierta con una capa negra que ocultarse su cabello, Katarina subió a su caballo y emprendió camino a las afueras del poblado, sabía que ruta seguirían los Demacianos, solo debía buscar donde pudieron refugiarse de la tormenta.

Así, luego de poco más de una hora de camino, encontraron una posada humildad a un costado del camino, se aproximaron a investigar un poco, el lugar estaba prácticamente vacío, solo estaba la familia a quienes pertenecía el sitio y dos soldados Demacianos que comían, bebían y charlaban a gusto.

Tratando de no llamar la atención, ambos Noxianos se sentaron en la barra, pero lo suficientemente cerca de los soldados para escucharlos conversar, no podían simplemente saltar a ellos asumiendo que se trataba de los que transportaban a la rubia, aunque pronto esas dudas quedarían disipado.

AMOR EN GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora