De regreso: Lux

531 52 4
                                        

Tras todo lo que había pasado, Lux se encontraba tirada en un bosque llevaba ya un par de horas intentando curar la herida en su abdomen, junto a ella estaba Katarina inconsciente, no supo cuanto tiempo había pasado hasta que despertó, asumió que no mucho, sacó la daga de su cuerpo y comenzó a sanarse, con el poco mana que tenía no podía hacer mucho realmente, solo evitar que siguiera sangrando, tomaba cortos descansos cuando se sentía mal, tenía un frio terrible y se la dificultaba respirar, apenas y podía mantenerse despierta por la perdida de sangre, el sol ya se había alzado, no sabía que hora era, ni cuantas horas llevaba ahí, solo tenia en mente, dos cosas, la primera sobrevivir, la segunda, juntar suficiente poder para sacar a la mayor de allí volando, pero era mas fácil decirlo que hacerlo, conforme las horas pasaban le era más difícil mantenerse despierta.

Estaba segura de que llevaba como mínimo veinticuatro horas despierta pero dormir era sinónimo de muerte, se sentía capaz de volar ahora, por lo menos unos cuantos kilómetros, como pudo se puso en pie, teniendo que apoyarse en un árbol para no caer de cara al suelo, esa sensación ya le era demasiado familiar y comenzaba cansarla, siempre al borde de la muerte, con más esfuerzo que cuidado tomó a la mayor y comenzó a levitar, apenas a un metro o menos del suelo, suficiente para tomar algo de velocidad.

—Dios, las cosas que hogo por ti— se quejó la menor, llevaba ya un rato volando con gran dificultad.

Estaba a punto de desfallecer, pero pudo divisar un poco de luz mas allá de unos arboles, se acercó para investigar un poco de que se trataba, esas enormes puertas negras, al final lo había logrado, ya la noche comenzaba a asomar y el guardia se alejó para cambiar con su compañero, la rubia usó ese ligero instante para acercar a la pelirroja hasta la puerta, depositándola con gran cuidado en una posición que no levantara sospecha.

—Supongo...ahg...que este es el adiós, me hubiera gustado que estuvieras despierta...creo que extrañare ese sarcasmo idiota tuyo...nos vemos, tal vez— lo sabía, sabía que estaba corta de tiempo, que en cualquier momento un guardia asomaría pero quizás era la ultima vez que veía a esa pelirroja que de alguna manera que ni ella comprendía termino por ganarse su corazón, se acercó para darle un posible ultimo beso, un simple rose con sus labio y desapareció entre los arboles nuevamente, no supo cuanto tiempo anduvo hasta que finalmente perdió el conocimiento, el hambre, la fatiga, la herida que aún tenía "Supongo hasta aquí llegué, ahg, lamento no poder despedirme Garen, mamá, papá, no dije adiós, ni me disculpé por ser una hija tan decepcionante" finalmente todo se llenó de oscuridad.

—...resiste...Lux...solo un poco más— Lux podía escuchar una voz, le resultaba familiar, pero no podía distinguirla claramente —...rápido, ella...resiste ya casi...— "Kata" fue lo único que pudo pensar.

La luz comenzaba a molestarle, quería dormir más, pero parece que el sol no se lo permitiría, lentamente abrió los ojos y se sentó conocía bien ese lugar, era parte del centro de atención medica en Demacia, tardó un poco, pero finalmente sintió una ligera punzada de dolor en su abdomen.

—¡¿HOLA?!— trató de llamar la menor, pero nadie llegó hasta pasados unos minutos.

—Oh, señorita Lux, finalmente despierta, ya nos tenía preocupados—

—¡Al fin!— el sonido del estomago de la menor la interrumpió provocándole un enorme sonrojo frente la enfermera —...perdón, pero estoy realmente hambrienta—

—No se preocupe señorita— le contestó con una risa suave —es natural que se sienta así, ha dormido cuatro días, desde el día que la encontraron—

—¡¿Cuatro días?!—

—Así es, la encontró la señorita Quinn en una de las expediciones que hacia en su búsqueda—

AMOR EN GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora