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[M.I]

—Mi niño... No tienes que hacer esto.

Negué aún sosteniendo las manos de mi progenitora, odiaba verla sin su sonrisa, esa que me regalaba todas las mañanas al irme a la escuela.

—Sabes bien que no hay otra manera, mamá.

—No, Izuku. Sabes bien que no es necesario casarte con Tenko. Debe haber otra manera... —su voz se quebró al mencionar el nombre del que, en unos minutos, será mi esposo.

—Haré lo que sea para que estés bien mamá. Tu hiciste bien tu trabajo cuidándome de niño. Es mi turno de regresarte tanto cariño, mamá.

Sin poder soportarlo más ambos terminamos envueltos en un caluroso abrazo lleno de cariño, los sentimientos a flor de piel.

Estoy a unos minutos de encadenar mi vida a la de un hombre que me dobla la edad y que para mi desgracia es el dueño de la empresa donde trabajo. Shimura Tenko es un importante empresario, aunque lo que tiene de millonario lo tiene de imbécil.

Desde que fui contratado en su oficina fue muy insistente en querer salir conmigo, yo rechazándole de todas las formas posibles. Un día su insistencia cesó y no pude ser más feliz. Pero poco me duró.

Una mañana me llamó a su oficina, diciendo que se encargaría de decirle a todos en la empresa que él y yo teníamos nuestros encuentros íntimos aunque esto fuera claramente mentira, amenazando con incluso inculparme de robar y vender información de la empresa. Siendo mi "única salida" desposarme con él.

"Mamá necesita del poco dinero que me dan" fue en lo único que pude pensar.

—Vaya Izuku, te ves muy guapo. Que envidia le tengo a Shimu. —Una chica rubia entró, sacándonos de nuestra burbuja a mi madre y a mi.

Era Toga, secretaria personal de Tenko.

— ¿Qué quieres?

—Lamento interrumpir tu momento con la que hubiera deseado que fuera mi suegra, pero ya es hora.

El temblor en mis manos fue incontrolable, me aferré a las mangas del precioso vestido azul turquesa de mi madre.

—Está bien, ya voy.

Y sin más salió, cerrando de nuevo la puerta de la habitación del hotel.

—Mi niño... No te cases, ya estuve hablando con el dueño de una tienda de ropa...

—Mamá...

—... La paga no es mucha, apenas cubre los gastos y deudas, pero ya veremos como hacer...

—Mamá... Dame tu bendición.

—¡Me niego! ¡Izuku, no hagas esto por favor!

—No quiero ir al día más importante de mi vida sin tu bendición.

—Izuku... —Mamá siendo un mar de lágrimas asintió, limpié las bonitas perlas resbalar de sus mejillas y ella procedió a darme la bendición.

Era un pequeño ritual entre ambos, siempre que uno saliera de casa le debía dar la bendición al otro hasta su regreso. Pero este no era mi caso: Estoy emprendiendo un viaje del que no habrá retorno.

Besé la frente de mi progenitora y le ofrecí mi brazo, aún veía en sus ojos la insistencia en reununciar al compromiso, pero aún así tomó mi brazo y nos encaminamos al jardín del hotel.

Sin imaginar que, efectivamente. Sería el día más importante de mi vida.

¿¡Que yo QUÉ?! [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora