Febrero 25 - Día 40
Cuando escuche el zumbido de mi celular no me moleste en contestarlo. Estaba en el baño tomando una ducha, pensé en que la obligación que tenía con mis pacientes era importante, pero podían esperarme cinco minutos más mientras terminaba de lavar mi cabello y salía a secarme.
Cuando escuche el teléfono de la casa sonar no lo pensé dos veces, tome una toalla, me la enrollé en el cuerpo y salí casi corriendo a la cocina para contestar. Vi a Zeth parado con el teléfono en su mano, no tenía una buena expresión en su rostro, parecía un cachorro que acababan de patear o algo así. En ese momento recordé que estaba esperando una llamada en particular.
Zeth levanto su mirada cuando entre a la cocina, tenía una mirada devastadora y deprimente que hacia todo más doloroso.
Las personas no te miraban así cuando tenían buenas noticias. No, definitivamente no lo hacían.
–¿Por qué no me habías dicho que estabas teniendo síntomas de nuevo?.– Me pregunto con una voz suave y gentil, era como si pensara que yo estaba a punto de romperme en pedazos.
Evadí su mirada y pase una de mis manos por mi cabello mojado. –Esperaba que no fuera nada.– hice una pausa analizando la expresión de su rostro. –¿No es nada verdad?.–Negó con su cabeza aprisionando sus labios, sus ojos se volvieron cristalinos como si estuviera conteniendo ganas de llorar. –No, no es nada.– susurro.
Tome un respiro profundo, sentí el aire comprimirse en mis pulmones antes de que lo sacara lentamente y mi cuerpo se desinflara con este. –Mierda.– dije.–Todo estará bien.– Me dijo mirándome como si no quisiera hacer nada más que envolverme en un abrazo y nunca dejarme ir. –Vas a poder pasar por esto y todo estará bien.–
–No sé si pueda.– Le respondí honestamente sintiendo un vacío en mi corazón. –Solo dime que tan avanzado está el cáncer.––En etapa 4. Habían otras cosas también, no lo sé...– Dijo mientras daba un paso hacia adelante apretando su puño como si necesitara tomar mi mano tanto como yo necesitaba sujetar la suya. Nunca lo había visto tan frágil, mi seguro y fuerte Zeth parecía romperse en pedazos.
–Eso está muy mal.– Le conteste aprisionando todos mis dedos juntos, sentía una completa desesperanza adentro de mí. –Todo esto es una mierda.–
El asintió en acuerdo a mis palabras. –Pero no vas a tener que pasar por esto sola, ¿lo sabes verdad?.– Podía ver como todo esto estaba lastimando a Zeth con tan solo escuchar el tono de ternura que tenía en su voz, como si quisiera arreglar todo para mí con un abrazo y una taza de chocolate caliente.
Asentí moviéndome un poco y tome su mano sujetando firmemente sus dedos, sus manos se me hacían fuertes, cálidas, familiares. –Lo sé.–
Él sonrió, era una sonrisa medio triste. –Te amo Summer.–
Asentí, pronto mi visión se hizo borrosa mientras me apoyaba en su pecho y mi cabeza se escondía en su cuello. Me sentía tan pequeña entre sus brazos. Me envolvió en un cálido abrazo cubriéndome por completo, era como si tratara de protegerme de todo el mundo. Abrazar a Zeth era como abrazar a un oso de peluche gigante. Un oso de peluche que te apretaba lo suficiente para olvidar todo por un momento y sentir solo su aroma.
–Te amo Zeth.– susurre.
El coloco una de sus manos en mi cabeza enredando sus dedos en mi cabello mientras me acariciaba. –Vamos a estar bien. Te voy a cuidar.– me prometió.
Escondí nuevamente mi cabeza en su cuello cerca de su clavícula, Esperaba que Zeth tuviera razón y que yo pudiera pasar por todo esto. –Gracias.– le dije.
–No es nada.– me contesto en un tono cálido.
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Catch me. I'm falling
Teen FictionPrólogo No sé si se puede elegir a la persona de quien te enamoras, quien termina tomando un pequeño pedazo de tu corazón... esa persona se lleva ese pedazo con el cuando se va. Si alguien me hubiera preguntado, no creo que yo hubiera elegido a Etha...