Capítulo 22

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*Escuchen la canción cuando les indique*

Narra Macarena
Mi papá me trajo con engaños a Tokio, dijo que se sentía muy solo y finalmente accedí a venir. Lo que quiere decir que compartiré tiempo con Diego y Sebastián ya que viviremos en la misma villa olímpica

A mi me asignaron un cuarto con la nutrióloga del equipo. El viaje fue incómodo porque de mi lado derecho tenía a Sebastián y del lado izquierdo a Diego y con ninguno de los dos hablé, pues estaba muy incómoda entre ellos.

Cuando llegamos a la villa todos fuimos a nuestros cuartos a descansar. Luego de un rato de dormir decidí salir a caminar, ya era de noche pero sólo estaban los deportistas y cuerpo técnico, yo estaba ahí porque me metieron como apoyo.

Bajé de los cuartos y en la entrada al edificio estaba Diego tomándose fotos con los demás del equipo. Cuando giré mi cara tuvimos contacto visual y de inmediato ambos cambiamos la vista a otra dirección, me puse mis audífonos y comencé a caminar sin ningún rumbo hasta que choqué con un futbolista Español. Honestamente no lo conocía, pero chocar con él y tirar mi celular me hizo conocerlo

—Vale tened mas cuidado ¿estáis bien? –preguntó mientras extendía su mano como ayuda

—Ay si, perdóname. Venía distraída y no me di cuenta –le dije tomando su mano para levantarme

—¿De dónde eres? –preguntó una vez estuve de pie

—México, Me llamó Macarena Herrera, mucho gusto –le dije con una sonrisa

—Bueno pues Macarena, mucho gusto. Yo me llamo Juan Miranda –me dio nuevamente la mano como presentación —¿Qué hacéis aquí? –preguntó

—Vengo con la selección de mi país, soy hija del director técnico y me trajo porque si jajaja –dije riéndome

—Vale, que mona eres –dijo el también riendo —Pero que hacéis hasta acá, o sea de este lado de la villa

—Pues estaba caminado, pero no estoy tan lejos

—Estáis lejísimos, venid que te llevo hasta dónde está la de Mexico

—Mejor hagamos carreras de bicicletas –propuse aún apenas conocerlo —Es que estoy aburrida y todos están tomando fotos  –expliqué

—Vale, pues vamos –dijo subiendo a la bicicleta

Tuvimos esa carrera y entre risas, mientras íbamos hablando sobre nuestros gustos y lo divertido que era salir en la lluvia hasta que mencionó a quien menos lo esperé

—¿Tu eras la novia de Diego, no? Diego Lainez, por la chica que decidió venirse acá –dijo analizándome

—Ammm, no éramos novios –le dije —pero sé a qué te refieres ¿Qué les dijo a ustedes?

—Que se vino para acá porque tu regresaste con tu pareja y se sentía utilizado, también ha dicho que eras muy buena persona pero después de que lo usaste dejaste de ser especial e importante, cosas de parejas –decía sin importancia y mis lágrimas comenzaron a salir

—Bueno, pues yo nunca regrese con mi ex, él nunca me dejó explicarle lo que estaba pasando y nunca lo usé, pero eso es historia –dije aún llorando

—Vale, seguro no debí decir eso, venid, no llores –acarició mi cabello y dejé de llorar porque sin darme cuenta ya estábamos en la villa mexicana, los chicos nos veían con extrañeza cuando llegamos con las bicicletas a un lado y él sobando mi cabeza

—Bueno, llegamos –dijo

—Gracias por acompañarme, cuídate –le dije

—Tu también cuídate y no choques con más gente –dijo riendo y vio a Diego —Dieguito, buenas noches –le dio una sonrisa

La hija del entrenador <Diego Lainez>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora