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Taehyung cerró sus ojos, soltando el aire que había acumulado durante algunos segundos dentro de sus pulmones, exhalando como si hacer respiraciones lentas y pausadas ayudasen a su situación.

Jeon Jungkook quería leer su diario. Pese a que Taehyung en primera instancia había ofrecido su diario como prueba de que no mentía, de que lo que decía acerca de ser almas gemelas era completamente cierto, al menos desde su perspectiva, ahora tenía sus dudas sobre entregarle sus preciadas y vulnerables memorias a un desconocido.

Porque al final del día, Jeon Jungkook y Kim Taehyung no se conocían. Por más que el castaño desease que hubiera algo más entre ellos, era consciente de su realidad, y aquella era que esta era la segunda vez que ambos jóvenes se encontraban.

—Déjame ver si te entiendo. Desde la primera y última vez que nos vimos frente a frente has tenido sueños conmigo, en distintos lugares, con distintas vestimentas y estilo de cabello, ¿verdad? —Jungkook asintió, viendo a Taehyung vagar por la habitación en círculos. Sentía que en cualquier segundo que debido a la fricción empleada en el piso, el mayor crearía un agujero en el lugar—. Así que ahora quieres ver mi diario para confirmar que no estás loco y comprobar si tenemos sueños similares, ¿no es así? —El pelinegro asintió una vez más, ansioso por colocar sus manos sobre aquella libreta de negra cubierta—. Estoy ocupado ahora. —Finalizó, tomando asiento una vez más e intentando calmar su agitado palpitar de corazón, no quería verse desesperado y su orgullo era un poco más fuerte de lo que debía ser en esa situación, aunque al ver a Jungkook tan desesperado por respuestas, no pudo evitar verse reflejado en él, de alguna forma se sentía patético y pequeño al recordar la mirada asustada que le había dado el pelinegro cuando le contó de sus visiones.

—Por favor, en verdad necesito verlo, saber que es real o que me estoy volviendo loco, de cualquier forma, quiero saberlo. —Musitó un decidido Jungkook, apreciando con atención los siguientes pasos de Taehyung, desviando su mirada hasta la libreta por décima vez desde que había entrado en la oficina del castaño. Sus manos picaban de las ganas de robarla y huir a toda velocidad.

Al notarlo, el mayor tomó la libreta y la guardó en un cajón con llave, guardando la misma en el bolsillo de su camisa, negando un instante antes de suspirar.

—Bien, en mi casa, a las seis de la tarde, ahora, si me disculpas, estoy realmente ocupado. —Pronunció Kim, haciendo lo posible por no demostrar lo emocionado que se encontraba tras anotar su dirección y número de teléfono en un pequeño post-it de color beige—. Agregué mi número por si sucede algo y no puedes ir.

Jungkook asintió varias veces, guardando en su billetera enseguida aquella nota adhesiva que con un poco de suerte, le entregaría las respuestas que necesitaba.

Ahora sólo le quedaba esperar algunas horas.

dreams 彡☆ ; taegguk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora