17 | El cielo y el suelo están a una mirada de distancia ⌫

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Le pregunté a Jungwoo qué debía hacer para poder entrar a la piscina y él me dijo que preguntara a Johnny por un short. Lo vi en una mesita hablando con un chico y me acerqué, muy nervioso.

—Oye... —tocando su hombro—, yo...

—¿Qué pasa? —sonrió.

—Yo... yo... yo... —señalé a la piscina con ligereza.

—¿Quieres nadar?

—Sí, pero... —señalé mi ropa.

—Oh, la verdad no creo entrar así que puedes usar mi short. ¿Puedes traer mi mochila? Es la beige de allá.

Eso hice. Él me lo entregó y me cambié en la habitación dejando mi ropa doblada en un mueble junto a la cama. Me costó mucho salir pues temía llamar la atención. Nunca había estado sin camiseta frente a nadie antes.

«¡Vamos, tú puedes, tú puedes!».

Lo logré, los nervios me comían a cada paso pero al menos avanzaba. En cuanto Jungwoo me vió salió del agua ignorando por completo a Rosé y fue conmigo. —¡Ven, entra! —Jalándome del brazo como ya acostumbraba. Me paralicé al verlo con claridad.

«Hasta sus piernas son lindas...».

Me ruboricé e intenté mirar a otra dirección. —Va-vamos...

Entré con lentitud por las escaleras. Al inicio tuve algo de frío pero eventualmente me acostumbré; en cuanto llegué Rosé le lanzó agua a Jungwoo y yo me uní al juego. Cada vez que ella quería acercarse a él yo llegaba a estorbar pero eran muy insistentes, llegaron a un punto en que yo no podía hacer nada para alejarlos y eso me deprimió bastante. Rendido, me senté en un escalón para dejarlos conversar; fue ahí cuando mi suerte me abandonó una vez más, o en otras palabras, una pelota de vóleibol me dió en la cabeza.

—¿Estás bien? —preguntaron un par de desconocidos a los que no les tomé relevancia cuando vi a Jungwoo acercarse. —¡¿Te duele?! —asentí. Él me ayudó a salir de la piscina y me llevó a una de las mesitas cercanas para al final cubrirme con una toalla—. Lamento eso.

—No te preocupes, sólo fue un accidente —dije algo mareado.

—No hablo de eso —bajando la mirada—, lamento haberte dejado solo.

Suspiré. —Tampoco te preocupes por eso, tienes que darle atención a muchas personas, lo entiendo...

«Aunque sería lindo ser tu prioridad número uno...».

Sonrió. —¿Te cuento algo curioso? Cuando dije que me dabas miedo en esa carta, era en serio —lanzó una risita—, pero ahora, yo creo que eres... —Su mirada se dirigió al cielo y segundos después hacia el suelo mientras sonreía—, eres la persona más linda que conozco.

No sabía qué responder. Me sonrojé como nunca me había sonrojado. —Yo... tú... Lo eres para mí también.

Ambos reíamos sin parar. Nuestras mejillas estaban rojas y nuestros corazones latían rápido, y lo sabíamos.

Empezaron a llamar a Jungwoo para que volviera al agua. —¡Esperen, voy en un rato! —Les gritó.

—Ve con ellos —dije sin pensarlo mucho.

—Pero tú...

—Ya me cansé de la piscina, pero veré con quien hablar.

«Qué buen chiste».

—Hmm... Está bien, pero cámbiate de ropa o te vas a congelar.

Asentí. En realidad no tenía idea de cómo iba a sobrevivir sin él en lo que se aburría de nadar y esas cosas, pero se veía muy feliz ahí y eso era todo lo que me importaba.

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