𝗛oliday 🍂

𝙹𝚆 • 19 | Coqueteo accidental, cumplido intencional ⌫

Jungwoo

«¿Cómo pude olvidar decirle algo tan importante?», me preguntaba a mí mismo. Juraría que fue lo primero que le dije, recordaba con mucha claridad los mensajes en los que se lo decía, más cuando volví en el chat comprobé que ni siquiera le hice mención.

Bueno, no quise darle más vueltas al asunto. Después de terminar la decoración y un par de fotos, Ten insistió con que entrara a la piscina.

—Es que yo no le dije a Doyoung y...

—Ajá, entra o te meteré yo mismo.

¿Desafiar a Ten? Pésima idea; no quería cometer ese error de nuevo, así que accedí. Poco a poco me olvidé de eso... O al menos hasta que Doyoung me preguntó qué hacer para entrar, le dije que pidiera un short a Johnny y seguí jugando con Rosé.

¿Quién es Rosé? Mi mejor amiga, pero no se lo digan a Joy; ella es divertida, amable, lo que cualquier chico desearía... A excepción de mí.

¿Quieren saber la historia completa, no? Pues aquí va. Rosé es mi amiga desde que empecé a comprar helados en ese lugar, antes salíamos mucho, todos los días para ser exacto. Mis amigos insistían con que le gustaba pero yo nunca lo creí, y con nunca me refiero a hasta cuando ella me lo confesó...

¿Corresponder? No en realidad. Siempre la vi como una amiga y creí que ella lo hacía también. Tras el rechazo nos alejamos por meses, pero fue cuestión de un “Hola” para olvidar todo, en definitiva nunca volveremos a ser tan cercanos como alguna vez lo fuimos pero aún así estar con ella es muy cómodo; digo, no es mi confidente pero es millones de veces más que una conocida.

En fin, eso fue hace ya bastante tiempo, las cosas comenzaban a cambiar. Ella se acercaba más a mí y yo a ella, sabía que no lo había superado pero fingía que era así porque sentí que era lo mejor.

—¿Cómo puedes ser tan bueno hablando? —rrcargó su cabeza en su brazo que se posaba sobre el borde de la piscina.

—No lo sé, simplemente lo soy —imité su movimiento.

Rió. —Es imposible no enamorarse de ti.

—Lo mismo digo de ti.

Me tomó unos segundos escuchar lo que acababa de decir. «¡Mierda, eso sonó como coqueteo!».

Ella se sorprendió. —¿Hablas en serio? —mirándome a los ojos.

«¡No puede ser, si digo que sí parecerá que me gusta y si digo que no me veré como un idiota!».

—Emm... Sí pero no.

—¿A qué te refieres?

—Eh... bueno... Amm...

Me metí en un callejón sin salida. Vi alrededor buscando una excusa para salir corriendo, tuve suerte al ver que un balón de vóleibol golpeó a Doyoung en la cabeza.

—¡¿Te duele?! —corrí a su auxilio.

Lo ayudé a salir de la piscina y lo acompañé a una de las mesitas cercanas para al final cubrirlo con una toalla; fue ahí cuando me di cuenta de que había roto mi promesa. «No habría ninguno de estos problemas si hubiera acompañado a Doyoung todo el tiempo desde el principio».

—Lamento eso.

—No te preocupes, solo fue un accidente —dijo algo mareado.

—No solo eso —bajé la mirada—, lamento haberte dejado solo.

Suspiró. —Tampoco te preocupes por eso, tienes que darle atención a muchas personas, y lo entiendo.

«Doyoung es tan amable conmigo...».

Sonreí. —¿Te cuento algo curioso? Cuando dije que me dabas miedo en esa carta, era en serio —lancé una risita—, pero ahora, yo creo que eres...

Mi mirada se dirigió al cielo y segundos después hacia el suelo mientras pensaba «Vamos, díselo».

—Eres la persona más linda que conozco —terminé la oración.

Él se sonrojó como ya acostumbraba. —Yo... tú... Lo eres para mí también.

Ambos reíamos sin parar. Nuestras mejillas estaban rojas y nuestros corazones latían rápido, y lo sabíamos. El peor momento para que me rogaran que volviera al agua. —¡Esperen, voy en un rato! —les grité.

—Ve con ellos —dijo.

—Pero tú...

—Ya me cansé de la piscina, pero veré con quien hablar.

Me quedé pensando un momento, digo, yo conozco a Doyoung, le asusta expresar lo que le incomoda, siempre pone a los demás sobre él, así que nunca sé cuando se siente bien con algo o no. «Bueno, necesita adaptarse, no puedo ayudarlo en todo todo el tiempo... ¿No?».

Fingí no tener ese ¿No? en la cabeza y respondí con toda seguridad. —Hmm... Está bien, pero cámbiate de ropa o te vas a congelar.