Promise

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Era de noche, estaba nervioso, íbamos a luchar contra Dio y separarnos.
Polnareff se subió a la moto y prendió el motor, el viejo sacaba su hermit purple para ir con Dio de frente.
Kakyoin iba a hacer lo mismo con Hierophant Green.

—Kakyoin.

—¿Si?
Lo miré, preocupado, el intentaba esconder su nerviosismo, pero me daba cuenta.

—¿No...no preferirías que yo vaya a enfrentar cara a cara a Dio en vez de ti?

Kakyoin sonrió con tristeza, ¿Acaso eso era posible? intentaba relajarme, lo sé.

—No, está bien así, ¡ya le conté al Sr.Joestar mi plan! Todo va a estar bien, además, Polnareff también va a necesitar ayuda por allá.
Suspiré, cerré los ojos y acepté su decisión, kakyoin era fuerte y valiente.

—Está bien.
Kakyoin se dió la vuelta y sacó a su Hierophant.

—ah, y, ¡Kakyoin!
se dió la vuelta, una vez más, para escuchar lo que tenía que decir.

—No mueras.
sonrió otra vez, pero de manera dulce.
—No lo haré.
—Es una promesa, ¿Me escuchaste?

Asintió y se fué, finalmente, a hacerle cara al vampiro que nos había acechado por 50 días.
Me subí a la moto y Polnareff avanzó.

(...)

Estaba corriendo, había perdido a Dio, Polnareff estaba atrás mío.
Sudaba frío, no sabía dónde estaba el viejo, o Kakyoin.

De repente, veo una silueta, apoyada en una de las casas, se agarraba de las paredes para caminar.
Sube la mirada y llego a ver sus cabellos rojos, era Kakyoin.
Fui corriendo hacía él, Polnareff me siguió y se puso del otro lado de Kakyoin para ayudarlo a pararse.
Estaba sangrando, tenía una herida profunda en su estómago.

—¡Kakyoin! ¡¿Que pasó?!-gritaba el francés, yo solo lo podía mirar no sabía cómo reaccionar, el miedo inundó mi cuerpo.

Miles de preguntas venían a mi cabeza, todas sin respuesta, en ese momento pensaba en planes, en que haríamos, en cómo lo salvaría, todo en un segundo.

—E-estoy bien...lo siento Jotaro, tuve que...él señor Joestar está solo...me hirieron y vine a avisarte, fue lo único que se me ocurrió y yo...lo dejé solo..

dijo con todo la pena del mundo, parecía importarle más haber dejado solo al viejo que su herida sangrante.
Kakyoin era así, siempre ponía a los demás antes de él, podría estar muriendo pero el se preocuparía por los demás.

—No te preocupes. Iré a ayudarlo, seguro estará bien, sabes lo fuerte que es-Kakyoin asintió, con cara de dolor, se sentía culpable.
—Polnareff, llama a la fundación Speedwagon lejos de aquí. Déjalo ahí, ellos son los mejores, sabrán cómo tratarlo.

Las lágrimas vendrían después, ahora tengo que hacer pagar a Dio por el dolor que le está implicando a Kakyoin.

Polnareff asintió, y ambos fuimos corriendo a nuestras direcciones.
Me encontré con el viejo, estaba cara a cara con Dio.

—¡Jotaro! ¡No te acerques más, Kakyoin lo descubrió, la habilidad de Dio, es parar el tiempo!

Y ahora que lo pienso, Kakyoin había descubierto la habilidad de Dio, y aún así se sentía culpable por dejar solo al viejo...aún cuando el mismo estaba muriendo.
Estaba en la sala de espera, todavía no dejaban que lo veamos.
El viejo se recuperó muy rápido, quisiera que Kakyoin no tardase tanto.

—Hey, Jotaro. Tú también estás herido, deberías descansar en vez de quedarte aquí.

—Quiero quedarme.

El francés suspiró, y se sentó al lado mío.
Partió el sándwich que tenía en la mano a la mitad y me lo ofreció. Negué con la cabeza, no tenía hambre.

—¿Que crees que Kakyoin dibuje en tu yeso cuando despierte?
Sonreí al pensarlo, él, concentrado, sacando la lengua sin darse cuenta, mientras dibujaba en el yeso de mi brazo.

—Unas cerezas.
—Ohh, esa es buena, yo decía que te dibujaría un pene.
—¿Quieres apostar?
El francés sonrió y asintió, quedamos en 10 dólares. Aunque en Egipto, ni en Japón, ni en Francia nos servirían, sería un buen recuerdo.

—¿Quien espera a Noriaki Kakyoin?
me levanté de golpe, Polnareff repitió mí acción unos segundos después, la enfermera nos siguió hablando.

—Por ahora está dormido, en unas horas se le pasará la anestesia, pero podrán visitarlo mañana en el horario de visita.
—¿Podemos pasar ahora?
—Si. Y mañana en el horario de visita no traigan comida, no puede comer nada que no le demos nosostros, podría afectarle.

Asentimos y pasamos, Polnareff se sentó en la silla y yo estaba parado.
No podía creerlo, casi lo perdía para siempre, pero estaba ahí, respirando, durmiendo.
Agarré su mano, dicen que las manos de las personas talentosas son suaves, y blandas. Las manos de Kakyoin lo eran.

Al día siguiente Kakyoin estaba despierto, todos fuimos a verlo, él estaba ahí, sentando en su camilla, con ojeras debajo de sus ojos, que se notaban mucho en su piel blanca.

Kakyoin sonrió y saludó con la mano.
—Hola chico-

Y no pudo terminar la oración ya que todos corrimos a abrazarlo.
Kakyoin parecía sorprendido, ¿Acaso pensaba que no nos importaba su bienestar?

Después de charlar mucho y ver qué se encontraba bien, todos se fueron, todos menos yo.

—Ya es tarde, deberías irte.
—Pienso quedarme contigo toda la noche.
Kakyoin me miró confundido y riendo a la vez.
—¿Y el horario de visita?
—Puedo irme, pero entraré por la ventana.
Kakyoin empezó a reírse, su risa era rara, pero me gustaba, me gustaba mucho.

—Auch auch, no debería reírme.
"Lo siento" pensé, pero no lo dije.

Eran las dos de la mañana y aún no dormíamos, seguíamos hablando, era mucho más relajante hablar sin Dio existiendo por ahí.

Ya habíamos apagado las luces, y él cerraba los ojos.
Agarré su mano, y me quedé mirándolo, no podía dormirme pensando en que algo podía pasarle.

Fruncía el ceño con dolor, le apretaba la mano más fuerte, ¿Que pasaría si hubiera muerto?

Lágrimas brotaban de mis ojos, pero no me importaba ocultarlas en mi gorra, no me importaba que el me viera en este estado. Solo quería tenerlo a mi lado, para siempre.

—Kakyoin...
—....¿Que?
—Gracias por cumplir nuestra promesa.

Kakyoin, con su otra mano agarro la mía y aún con los ojos cerrados habló;
—Te preocupé, ¿Verdad? Lo siento.
Y eso fue lo último que me dijo esa noche.

(• • •)

Este está más cortito, pero bueno ah
No lo quise hacer tan triste, así que se los dejo así AJBDKAKS

with you [jotakak] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora