Malboro Nights

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Eran las 3am. El pelirrojo estaba sentado en la cama, impaciente y nervioso.
apenas escuchó el sonido del teléfono en la sala, bajó las escaleras lo más rápido que pudo y contestó antes de que siguiera sonando y despertara a sus padres.

—¿Jotaro?—susurró, agitado.
—Nori.—sonrió al escuchar su apodo.—Estoy ahí en 10 minutos, preparate.
—Entendido.

Dió saltitos emocionado, le habían prohibido ver a Jotaro hace masomenos una semana, y a los tres días habían empezado a verse a escondidas.

Kakyoin nunca desobedecía a sus padres pero esto, oh, esto era muy diferente.
Ni si quiera entendía por que se lo habían prohibido en primer lugar, si, había bajado un poco las notas pero era feliz y eso era lo que importaba, ¿no?

Pero almenos iba a verlo una vez más, giraba y saltaba sigilosamente lleno de energía mientras subía las escaleras. Estaba tan enamorado.

Se vistió y se puso perfume, de mujer, obviamente.
Había sido muy rápido así que se quedó varios minutos esperando sentado en la cama, hasta que sintió piedritas chocando contra su ventana.

Abrió esta y vio a un Jotaro sonriendo levemente, esperándolo.
Sacó a Hierophant Green e hizo que sus brazos se sostengan al marco de la ventana mientras que Kakyoin se agarraba de sus lazos desenredados para bajar.

Una vez abajo, se ponía a pensar si lo que estaba haciendo estaba bien. "Si me lo prohibieron es por algo, ¿no?" Pero después pensaba "es Jotaro del que estamos hablando." Sin embargo, no se sintió culpable ninguna vez. Nunca se arrepintió de ver a Jotaro, pero la sensación de estar haciendo algo que no debe estaba ahí.

Subieron a la moto del pelinegro para ir a pasear a algún lugar.
Las calles estaban vacías y el aire fresco le daba en la cara, soltó el agarre de las caderas de Jotaro y extendió los brazos, la adrenalina se expandía por todo su cuerpo y lo hacía sentir vivo.
—¡Woooooooohoooo!—gritaba, a todo pulmón, sin miedo, libre.
Y Jotaro quien nunca demostraba sus emociones, estaba ahí, sonriendo de oreja a oreja mostrando los dientes, contento con la libertad ajena que ahora compartía. "Se la merece" pensó el pelinegro.

Estuvieron paseando en moto un rato, frenando en un 24hrs para comprar papitas y bebidas (y para ir al baño)

Finalmente, llegaron al parque y se sentaron en una banca frente al lago. La vista era hermosa y las estrellas brillaban más que nunca.
Jotaro se sentó normalmente y Kakyoin se acostó sobre las piernas de este, con confianza, hablando de algo con total calma y seguridad.

El pelinegro sacó su caja de cigarrillos Malboro sin prisa y prendió un cigarrillo.
Admiró a Kakyoin, peinaba sus cabellos con la mano izquierda mientras con la derecha sostenía su cigarrillo.
Su cabello era suave, se notaba que lo peinaba todos los días. Y se puso a pensar en lo bien que se veía.
De repente, algo hizo click en su mente, y sin pensarlo soltó;

—Creo que me gustas.

Kakyoin dejó de hablar para analizar lo que había escuchado, cuando se dió cuenta se levantó y giró la cabeza para verlo a los ojos.
—¿Que dijiste?
—Que creo que me gustas. Eso.—levantó los hombros despreocupado, pero en realidad solo podía pensar en que la había cagado. Intentaba evitar el contacto visual a toda costa.

Kakyoin sintió la cara arder, y sonreía sin poder evitarlo. ¿Acaso había escuchado bien?
—¿¡Enserio?!
—No me hagas repetirlo de nuevo.—agarró su gorra y la bajó para luego mirar al costado, no podía permitir que Kakyoin vea el sonrojo en su rostro.—Dame un respiro.

Kakyoin sintió su corazón latir rapidísimo, pero en vez de confesarle también su amor simplemente se acercó más a él y entrelazó sus manos.
—No lo haré.—sonrió, otra vez sintiendose más vivo que nunca.

(• • •)

Holas, la letra no tiene que ver con la historia, solo una noche fresca, escaparse, sentirse vivo, todo eso me daba esa sensación de la canción "Malboro Nights"

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2021 ⏰

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