«Apodos inesperados»—¿Esto nos llevará todo el día?
Caelum me dedicó una mirada tan llena de aburrimiento que me caló hasta lo más hondo de mi orgullo, me abracé a mí misma como si pudiera protegerme de esos intensos ojos.
—Déjame en paz —le gruñí.
Rodó los ojos y volvió a tirarse con dramatismo sobre el césped detrás de mí, aun así alcancé a escucharlo refunfuñar en voz baja. Respiré hondo intentando ignorar la presión y caminé de lado a lado en la orilla del lago, buscando la valentía necesaria para entrar al agua. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero a esas alturas Caelum ya había perdido la paciencia y yo no había hecho ningún avance.
—Tal vez debería traer a tu prima y ahogarla de nuevo —murmuró.
—Tal vez deberías ahogarte tú y los dos nos ahorramos este problema —le contesté malhumorada.
—En ese caso te quedarías aquí para siempre.
—Puedo emboscar a Malik cuando venga a recoger tu cuerpo, lo obligaría a sacarme de aquí.
—Veo que has pensado mi muerte con astucia, ¿es algo que debería preocuparme?
—Mejor no me provoques, Caelum.
Para mi sorpresa él se rio y yo no pude evitar pensar si estaba atrapada en ese lugar junto a un ángel bipolar, puesto que me costaba seguirle el ritmo a sus cambios de humor. Lo ignoré y pasé nerviosamente mis dedos por las tiras de mi traje de baño blanco, estaba a punto de rendirme y asumir las consecuencias de mi derrota cuando percibí al ángel de pie junto a mí. Lo miré por el rabillo del ojo con alerta, no quería que me amenazara con lanzarme al agua como lo hizo ayer.
—No estoy siendo de ayuda, ¿verdad?
—¿Tú crees? —ironicé.
—Lo siento, perdí mi paciencia hace dos horas.
—No seas exagerado, no llevo dos horas intentando entrar al agua ¿o sí? Caelum apretó sus labios, no supe si en desacuerdo o para evitar reír, pero decidió no responder y dio varios pasos al frente para adentrarse al agua. Se giró hacia mí para llamarme con la mirada.
—El miedo no se irá si tú no lo mandas al carajo —decretó.
—Lo sé —respondí bajito, pero saberlo no me ayudaba a dejar de temblar. Caelum extendió su mano en mi dirección.
—Ven. Todo estará bien.
—¿Es una trampa? —rezongué.
—Toma mi mano, Estrella.
Y no supe qué fue, tal vez esa chispa de sinceridad que siempre refulgía en sus ojos o el tono de voz suave con el que comenzó a hablarme, pero extendí mi brazo para tomar su mano; grande, dura y fuerte. Me dio un apretón y tragué saliva cuando comenzó a dar pasos hacia atrás, arrastrándome con él. Me estremecí cuando el agua me cubrió hasta los tobillos, Caelum se detuvo al percibir mi temblor.
ESTÁS LEYENDO
Féryco 2. Estrella Rey.
Fantasía«Algo suave rozó mi cabeza y alcé mi cara para averiguar de qué se trataba. Solo cuando vi las decenas de plumas de oro cayendo del cielo como una lluvia dorada, comprendí que estaba soñando. Y no solo eso, de nuevo estaba soñando con él» Estrella R...