No tengas miedo, Deku [KatsuDeku]

Epílogo

Las horas pasaban con tranquilidad, Katsuki e Izuku seguían dentro de aquel armario, durmiendo como si no estuvieran esperando verdaderamente a las maestras que tenían que buscarlos, en algún punto Izuku se había acomodado, dejando la cabeza sobre el hombro de Katsuki, apoyándose de su pecho mientras Katsuki abrazaba a Izuku, dejando la cabeza sobre la mata de rulos ajena, suspirando a gusto por el calorcito que se arremolinaba entre los cuerpos de ambos, dejando atrás el frío de la madera que los dejaba incómodos y dándose cuenta que la sábana no los cubría lo suficiente.

Los demás niños seguían siendo encontrados y atrapados por la maestra Aiko, quien sabía que le faltaban dos niños de su clase, ya que los demás ya los había encontrado y mandado con las demás maestras, estaba un poco decepcionada ya que al encontrar los niños de su salón, uno de los pequeños terminaba sacrificando a su compañero con tal de que no les hiciera nada, creía que su salón era el que más unido estaba, pero se equivocó y mientras pensaba en eso, siguió buscando con mucha prisa a los pequeños restantes antes de que el tiempo se le agotara. Abría puertas y revisaba los salones que se encontraban abiertos e incluso cerrados, buscaba hasta en los lugares más pequeños donde sabía que entrarían los niños, pero no los encontraba y se comenzaba a cuestionar si estos habrán salido en algún momento por alguna ventana, lo dudaba ya que estaban en un segundo piso, se había negado a usar el primer piso por obvias razones, así que debía seguir buscando.

En el camino seguía encontrando más niños que no pasaban la prueba del valor principal, podía notar que a pesar de ser compañeros de clases y "amigos", ninguno era capaz de tener el valor para protegerse el uno por el otro, así que los asustaba, demostrando así que no había amistad alguna entre los pequeños, era triste ya que comenzaba a perder la esperanza de que alguno pasara esa prueba de valor.

Llegó a uno de los salones que no se usaban y mismo que tenía la puerta entreabierta, sonrió de manera un poco tétrica mientras entraba al lugar, estaba segura que encontraría otro par de niños o quizá solo uno, porque así había pasado, los niños terminaban separándose y escondiéndose lejos del otro, aquello era razón suficiente para asustarlos aún más y enviarlos hacia la salida con las demás maestras y los demás niños. Buscó por el lugar, notando prontamente las huellas de un par de zapatos ir en dirección a la ventana, en serio que debían encargarse de limpiar el polvo en aquellos salones, pero en esos momentos agradecía que estuviera porque de esa forma podría ver hacia dónde se habían dirigido esos pequeños, creyó que estarían escondidos en los estantes que estaban cerca de la ventana, pero los pasos se dirigían exactamente a la ventaba misma, haciendo que borrara la sonrisa y se preocupara mientras se asomaba por la ventana, no creía que los pequeños fueran a saltar considerando la altura en la que se encontraban, pero nunca se sabía, si estos habían escuchado los gritos de los demás, era posible que el miedo los hiciera hacer algo estúpido.

Para su suerte no había ningún cuerpo de algún niño en el suelo del patio, así que paseó la mirada por el lugar antes de reír por lo bajo al notar que habían huellas de polvo en la ventana siguiente, quienes sean que estuvieran en el salón de al lado eran niños inteligentes, aunque presentía quiénes podían ser, salió del salón para dirigirse al siguiente y tomar la perilla de la puerta para tratar de deslizarla, pero esta se encontraba cerrada y supo la razón por la que habían entrado por la ventana, aun así movió un par de veces la puerta para asegurarse de que escucharan que había encontrado su lugar de escondite.