Una voz cálida.

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Doce años han pasado desde aquél día, aquél día en el que mi mundo se vino abajo, mamá jamás regresó a casa, y papá poco a poco iba cambiando de actitud… a veces sentía que ya no era el mismo...entonces a la corta edad de diez años decidí refugiarme en mi absoluta soledad... olvidé por completo como se sentía el amor de una madre, olvidé por completo aquellos días en lo que era feliz y no lo sabía, ahora estaba completamente sola...papá a veces no llegaba a casa por quedarse todo el día en su solitaria oficina, aunque había alguien que siempre estuvo a mi lado, pero papá no me permitía visitarlo más que un par de veces al mes, no sabía que era lo que pasaba, ¿Quién era yo?, Mi existencia no era importante para nadie, ni siquiera para aquellos que me dieron la vida.

Sí me lo preguntaran, hubiese deseado morir antes que estar en la soledad... Es tan dolorosa y agonizante... Nadie me ama... Nadie me amará...

¿ Realmente algo bueno pasará en mi vida algún día?...

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Una chica bella, alta de casi 18 años quien tenía una larga cabellera negra tan lacia y sedosa, ojos más profundos que la noche y una piel tan clara como la nieve, ella acababa de despertar, lentamente abrió ojos para luego colocarse unas gafas que se encontraban a su lado. 

Tsk..otro nuevo día.

Ella se levantó de aquella cama para dirigirse a la ducha. Lentamente se quitó la pijama dejando al descubierto su hermoso y esbelto cuerpo que ya era el de una mujer. Abrió la llave y comenzó a mojar su cuerpo mientras sentía como el agua recorría su cuerpo. De repente alguien tocó la puerta de su recámara.

—Señorita, su padre la está esperando para desayunar.

—Dile que voy enseguida, gracias.
_ Dijo ella _

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—Señor Sasuke enseguida baja.

-Gracias puedes retirarte _Dijo un azabache friamente_

Una chica bajaba las escaleras, era Sarada.

—Buenos días papá…

—¿Sabes que ya es tarde?

—Falta media hora para clases.

—Recuerda que siempre debes de ser alguien puntual.

Dijo Sasuke con gran firmeza.

-Si.

-Está bien Sarada, esta noche vendrá Karin a cenar así que quiero un buen trato.

-Pero papá.

-Ya hemos hablado de esto Sarada, no me hagas volver a repetírtelo.

-Si... sólo te pido que pienses bien las cosas.

—¿Pensar qué?, tu madre se fue hace tiempo, ella tal vez ya esté con otro hombre haciendo su vida,dime  ¿Yo no puedo hacer lo mismo?Además necesito que alguien se haga cargo de la casa mientras yo no esté.

-Sí, tienes razón.

Contestó cabizbaja.

—Entiendo que Karin no te cae bien pero son mis decisiones, ¿vale?

-Si. Ya me voy papá... Que tengas un buen día.

—Pero aún no has desayunado, ¿acaso es uno de tus caprichos infantiles?

-No...no tengo hambre, gracias.

-Está bien, sólo te diré una cosa.

-¿Qué?

Kawasara: Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora