Malicia.

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Era una mañana espléndida el canto de los pájaros lo indicaban, la risa de los jóvenes rumbo a la escuela también, el sol se iba asomando poco a poco  golpeado los rostros de decenas de personas que caminaban por las amplias calles de la ciudad.

Cuan si fuera un día armonioso el joven de ojos grises caminaba solitariamente, era algo extraño ya que siempre él caminaba con su grupo de amigos populares, las miradas de diversas chicas estaban enfocadas en él, sin embargo kawaki simplemente ignoraba siguiendo con su camino.

Hmmm... Ya debería estar acá.

Buscó con la mirada más de un par de veces, hasta que escucha el sonido de un auto acercarse, indudablemente era ella bajando de aquél lujoso auto con la mirada caída, ni siquiera era capaz de levantar la vista, nadie notaba aquél rostro o aquél silencio lleno de tristeza, pero por el contrario Kawaki sintió aún más interés, sin dudarlo dos veces caminó hasta ella con el rostro serio. El viento movió sus cabellos, la joven azabache acordó un mechón de su largo y fino cabello detrás de su oreja... Sin notar que alguien ya la observaba .

-Buenos días cuatro ojos...

Dijo Kawaki dirigiéndose a Sarada quien se encontraba cruzando la entrada de su escuela.
En esos momentos una extraña e indescriptible sensación recorrió cada parte de su cuerpo, era raro. Aunque su orgullo y soledad eran más fuertes en esos momentos, hizo hasta lo imposible para actuar normal.

-Buenos días...

Contestó cabizbaja, tragó un poco de saliva y evitaba mirarlo a los ojos.

-Eh, ¿qué pasa?, un día te veo feliz y al otro es todo lo contrario .

Comentó llevándose una mano a la nuca seriamente.

-No es nada...o más bien no es algo que tengas que saber...

—¿Te refieres a que es algo que no me incumbe?

Preguntó con sarcasmo.
Sarada ignoró pasando de alto su presencia, pero él no se rindió.

-Si que eres difícil cuatro ojos.

—No importa lo que digas...

Los dos jóvenes caminaban hacia la misma dirección. Sarada iba unos cuantos centímetros adelante de Kawaki, mientras que éste mismo se deleitaba en su interior con el peculiar aroma de su cabello que era extraído gracias al viento.
Por primera vez no lo maldició.

-¿Qué quieres?, ¿por qué me sigues tanto Kawaki?

Preguntó interrumpiendo su trabajo de explorar ese aroma inconsciente.

-Mmmmm, no será porque vamos en la misma clase hehe .

Alegó mientras tocó la cabeza de la azabache, que a su vez los ojos de ella se abrieron
como platos, pues estaba confundida.

-Tsk, ¿Qué te pasa?, si que eres tonto.
Dijo Sarada para después acelerar su paso dejando atrás al moreno.

-Hey cuatro ojos espera!.

Comentó con su gruesa voz.

-Ya deja de molestarme Kawaki... No estoy para bromas.

-Calma, calma es que me divierto cuando pones esa cara...

-Qué?... ¿Cuál cara?

-Si justo esa

Dijo Kawaki sonriendo burlón. Aunque Sarada  podía malinterpretar esa sonrisa maliciosa.

-Tsk, de verdad que eres tan molesto...

-Bueno, es que no eres la primera persona que me lo dice sabes... Pero no importa realmente, si soy una molestia... Eso me alegra.

Kawasara: Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora