- Eres sin duda mía.
Y yo sin duda, tuyo.
No importa nada mas....
No se porque mis ojos miraron primero a Joan.
Quizás fue por la forma tan espontánea que tenía al hablar o por su escandalosa risa que podía hacerte sonreír fácilmente con solo escucharlo.
Sus palabras dulces me llevaron a la perdición y su sonrisa me hacía creer que todo siempre iba a ir bien.
Siendo el protagonista de mis mas grandes cartas de amor, la pequeña raíz que nació por si sola en un terreno y hoy en día le dió vida a todo un jardín, pues sin él no habría conocido este nuevo mundo al cual me estaba adentrando.
Su manera de amarme me cautivó, pues se que si hubiese sido por él me habría encerrado en una cajita de cristal para que nadie me hiciera daño y al mismo tiempo, ser el único que pudiera amarme y admirarme.
Sus sueños se volvieron los míos y aun con los ojos cerrados busqué su mano en la oscuridad.
Se que esto sonará muy cursi y cliché, pero literalmente le susurré mis miedos y le grité mis sueños.
Mí amor de novela.
Describir a Joan era fácil ya que solo había que encontrar las palabras para mezclar su físico junto a sus sentimientos, quizás pueda hacerlo aunque cada vez que hablo de él un calor se expande por mí rostro, pues cada nuevo parpadeo es un viaje al palacio de los recuerdos.
Sus ojos oscuros fácilmente podían parecer negros aunque no lo fueran, eran como un enigma que te invitaba a descubrirlos.
Sus labios carnosos te hacían una grata invitación a probar su sabor y era imposible que pasaran desapercibidos cuando se expandían ampliamente al sonreír.
Tranquilo y divertido eran las palabras adecuadas al tratarse de su carácter, sin contar esa nota picara que era fácil detectar cuando me hablaba.
Era imposible dejar de suspirar cuando me miraba fijamente o me decía cosas tiernas al oído, incluso al escribir esto una vez mas vuelvo a suspirar.
Mí historia con él tuvo un grandioso comienzo, muchas veces me quedé perdida en mis pensamientos creyendo imposible que tanta felicidad fuera para mí.
- Cantaré para ti - me decía cuando sentía temor.
- Canta para mí - pedía para cuando él quería paz.
Y dejábamos que el reproductor musical avanzara mientras juntos cantábamos en notas bajas alguna canción, podíamos cantar tres veces la misma canción y no nos aburriamos de ello.
Cuando me propuso caminar a su lado, no dudé en tomar su mano y saltar a un abismo sin fondo.
Cuando entre susurros me dijo por primera vez que me amaba, sentí que flotaba en una nube y que no necesitaba nada mas para ser feliz.
Pero aún me falta detallar lo que trajo este tipo de amor, pues esta faceta viene acompañada con lujuria y un deseo incontrolable de querer estar juntos.
Gracias a él se como se siente que el fuego recorra tu interior, quemando cada nervio que se atraviesa a su paso, consumiendo los miedos que amenazaban con hacerse presentes.
Pues sus manos detallaron mi cuerpo y sus besos marcaron mi piel mostrándome que realmente existía un paraíso.
Hasta que descubrí que cada marca que dejaba en mi piel era una clara advertencia que yo era de su propiedad.
Se sentía seguro cuando observaba cada marca que realizaba, haciendo volar a grandes alturas su impecable ego.
- Eres mía, cariño -.
Susurraba en mí oído y podía sentir como sonreía orgulloso cuando yo respondía.
- Soy tuya -.
Le gustaba siempre presumir que yo estaba a su lado, frente a sus amigos, haciéndome sentir emocionada cuando pasaba su mano por mi cintura y me jalaba a él, o cuando hablábamos por teléfono y habían mas personas escuchando la llamada y me decía lo mucho que le gustaba saber que yo lo había elegido a él.
No sabía que solo estaba "marcando territorio", ya que quería dejarle en claro a sus amigos que yo era "suya".
Amaba cuando me contaba como había sido su día o cuando cumplía alguna de sus metas.
Se mantuvo a mí lado a pesar de mi bipolaridad y mal humor.
El problema llegó cuando su amor posesivo creció aun mas junto a sus celos enfermos, celos que al inicio me parecían tiernos, pues según él "sus celos eran porque me amaba", pero poco a poco me fueron deteriorando cuando me dí cuenta que no me celaba por amor, al contrario, sus celos eran simplemente porque no quería que yo hiciera lo mismo que él me estaba haciendo a mí.
Hoy en día suspiro y doy toda la razón a aquel viejo dicho de decían las personas mayores en mí país.
"El que las usa, las imagina".
Hoy sonrió y me burlo de mí misma frente al espejo.
"Que ingenua que fui".
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Las Facetas Del Amor ©
Romance- Siete miradas enfocadas en un solo objetivo. - Siete corazones latentes. - Siete maneras diferentes de amar. - Un solo sentimiento. Y con ese sentimiento comienza esta historia, pues siete personas juntas me mostraron LAS DIFERENTES FACETAS DEL AM...