Daniel (Segunda Parte)

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Ya había esperado mucho tiempo, ya podía avanzar.

Viendo fijamente sus ojos le susurré que era cierto, el momento de avanzar ya había llegado.

Él me sonrió y juntos estuvimos de acuerdo y aceptamos aprender del otro. Su sonrisa volvió y con ella el brillo de sus ojos, y ¿Sabes algo?... Yo volví a sentir paz.

Ya no me culpaba por lo que había hecho hace un tiempo, ya no me aferraba a un recuerdo.

¿Porqué tenía que sentirme mal?, Total Joan y Andrés aun formaban parte de mi vida y con eso me bastaba para estar bien, además, era realmente reconfortante el hecho de que mi arcoiris aun estuviera intacto.

Daniel avanzó, pero no perdonó, y eso lo estaba destruyendo lentamente. Esa espina aun estaba en él y en muchos ocasiones lo sorprendí viendo fijamente algún punto de algún lugar, perdido totalmente en sus pensamientos.

- Solo estás exagerando, princesa - dijo mientras reía a carcajadas.

- Bueno, si tu lo dices - dije irónicamente encogiendo mis hombros.

Él se lanzó a mí y me acorraló para comenzar a hacerme cosquillas, yo reía mientras trataba de apartarlo.

- Anda, princesa, acepta que no me pasa nada y te estas preocupando por puro gusto - dijo sin soltarme.

Yo apenas podía articular palabras ante sus acciones.

- No... No me... Preocupo de... Gusto - dije entrecortada mente.

Él volvió a reír fuertemente y luego de unos minutos, me soltó.

- ¡PERO SI ESTOY BIEN! - dijo entre risas mirándome fijamente.

Yo también reí y sin romper la conexión de nuestras miradas le susurré:

- Estamos bien, baby -.

- Claro que si - dijo de la misma forma y sin apartar la vista, comenzamos a acercarnos lentamente al otro.

Al estar cerca, cerré mis ojos cuando sus labios chocaron en mi frente y yo rodeé su cintura con mis brazos.

Al apoyar mi rostro en su pecho, pude escuchar los acelerados latidos de su corazón.

Dicen que en la vida no hay realmente un momento perfecto, pero yo sentía que ese era el mío.

Él aferrado a mi cintura, yo rodeando su cuerpo mientras descansaba mí cabeza en su pecho escuchando su corazón y él apoyando su barbilla sobre mí cabeza.

La calidez de su cuerpo me envolvió, y me permití cerrar mis ojos sintiéndome a gusto.

¿Que te puedo decir?.

Realmente me sentía en paz.

Si me tocara describir mi lugar seguro, sin pensarlo nombraría a Daniel. Porque sí, él era y es mi lugar seguro.

Las risas en el grupo no faltaban, pero un día, uno de ellos me dijo que tenía que decirme algo muy importante.

- Ok, ¿Que pasa? - pregunté con intriga .

- Mí niña, he escuchado a Daniel hablar con Joan, no pienses que he venido a poner chismes sobre eso, o que yo solo quiero hablar porque sí, he decidido hablar contigo porque quiero que estés lista - dijo entre tonadas suaves.

Yo fruncí el ceño.

- ¿De qué estas hablando? - pregunté confundida, muy confundida.

- Daniel está enamorado de ti - dijo de golpe.

Yo abrí mi boca incrédula ante sus palabras, mi corazón comenzó a palpitar fuertemente, quizás era por emoción.

O quizás porque tenía miedo.

"No, tu no, por favor" - me repetía una y otra vez en mi cabeza.

Actué como si nada, fingí ignorancia ante el asunto, y él también era muy bueno ocultando ese sentimiento.

Entre risas fingimos muy bien.

Una tarde, estábamos todos juntos, hablando como de costumbre, reíamos de algún chiste malo que se nos ocurriera, de un momento a otro, todos nos quedamos en silencio, no era un silencio incómodo, al contrario, se sentía muy bien.

- Princesa, me gustaría hablar contigo - dijo Daniel rompiendo el silencio.

Era el momento, la hora de hablar había llegado.

- Claro - dije con una sonrisa y pude escuchar el largo suspiro que dejó los labios de los chicos cuando él se separó.

Tu sabes que no soy mucho de rodeos, princesa - comenzó diciendo cuando estuvimos a solas - Tu me gustas, te he visto crecer, ví como tu rostro brillaba de emoción y también lo ví empañado de lágrimas, princesa, no te estoy diciendo esto para que me des una oportunidad, al contrario, quiero agradecerte -.

Lo miré confundida y soltando un largo suspiro, continúo.

- En cierto momento creí que estaba perdido, que me estaba ahogando y que ya no podía volver a ser quien yo solía ser. Pero, te quedaste a mi lado, poco a poco has sanado mi corazón y te instalaste en el. Te agradezco porque nuevamente me has hecho sentir, agradezco que me enseñarás a avanzar y gracias a ti aprendí a superar -.

Con una enorme sonrisa y con los ojos húmedos, le respondí:

- No iba a soltar tu mano, baby -.

- Y yo tampoco soltaré la tuya, princesa - me respondió con una sonrisa.

Amor Con Resentimiento.

Sientes que caminas entre espinas, sientes que el sol ya no brilla para ti, miras a un lado y luego a otro y solo encuentras oscuridad, sientes que te ahogas en un océano que tu misma ansiedad ha creado, mas no sabes que por muy larga y oscura que haya sido la noche, el sol siempre sale en la mañana, llegará el momento en el que mirarás el final de aquel camino de espinas y cuando sientas que te vas a ahogar, recuerdas que eres un buen nadador.

Claro que aun tendrás miedo, cuando veas el sol opaco, o cuando veas tus pies heridos por las espinas, mirarás con resentimiento aquel océano, y aunque aprendiste a avanzar, no querras volver a pasar por ahí nunca mas.

Las Facetas Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora