Juan (Segunda Parte)

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Me gustaba mucho llamar "Días de verano" a mis momentos con Juan, pues con su risa y comentarios alegres era capaz de espantar todas y cada una de aquellas nubes de tristeza que amenazaban con opacar mis días.

Las carcajadas eran muy comunes cuando estábamos juntos o hablaba por teléfono con él.

- ¿Que se te ocurre ahora, pequeña? - me preguntaba con emoción mientras esperaba un enorme y elaborado plan imposible de cumplir.

Y yo en medio de sonrisas inventaba la mas loca y divertida aventura donde juntos imaginábamos que podíamos volar entre esa burbuja de imaginación.

Todo era tan hermoso, pues te hacía volver a aquellos años de infancia donde tu mente creaba los mas bellos escenarios y tu eras el protagonista de tus propias obras.

- Puedo apostar que sé exactamente lo que estas haciendo ahora mismo - me dijo una noche cuando me llamó de repente y sin dejar ni siquiera que lo saludara me dijo eso.

Sonreí y le pedí que me dijera lo que él creía que yo estaba haciendo.

- Estás en la terraza de tu casa, acostada en el suelo viendo el cielo mientras escuchas música -.

Efectivamente tenía razón.

- ¿Como lo sabes? - pregunté con asombro.

- Hay luna llena - me dijo simplemente - Y se lo mucho que adoras mirar la luna llena -.

Nuevamente tenía razón y comenzó una especie de mini celebración cuando le confirmé que justo estaba haciendo lo que él había dicho.

Cuando se me ocurría alguna idea loca, sin dudarlo llamaba a Juan y él felizmente aceptaba ser mí cómplice.

Cuando simplemente solo quería cantar alguna canción, lo llamaba y juntos conseguíamos crear la melodía más desafinada y perfecta que podía haber.

Definitivamente junto a él siempre he sido feliz.

- Muero de cansancio -

Esas palabras se convirtieron en su saludo cuando su trabajo comenzó a consumirlo.

Mí turno había llegado.

Por fin podría pagarle todas las sonrisas que él colocó en mi rostro.

Y así lo hice.

Cada noche cuando me llamaba, su risa era lo primero que escuchaba al atender.

Pues me encargaba de llenarle su buzón de mensajes con palabras de aliento y cosas graciosas que sabía que a él le gustarían.

Siempre traté de demostrarle lo mucho que lo quería y la gran falta que me hacía y de alguna u otra manera, mis palabras lo ayudaron a superar el enojo del trabajo y el cansancio.

Creo que es mas que obvio que buscábamos la forma de aprovechar al máximo de sus días libres.

Cuando nos juntabamos todos, siempre sonreía hasta el mas amargado del grupo, ósea Mauricio, ante nuestras ocurrencias.

Cuando Juan y yo éramos los anfitriones de la velada, todo era risas y bromas ridículas.

Mí mamá no nos soportaba, pues podíamos hablar y parlotear por horas sobre el mismo tema y nunca nos aburrimos.

Ella se irritaba cuando podíamos estar muy concentrados en algo y de la nada nos reíamos y cambiábamos de tema como si nada.

Llegábamos a tal punto que después de diez temas después, volvíamos al primero como si nada.

- Juan, te quiero mucho, realmente lo hago, pero cuando te pones a darle cuerda a Larissa, no los soporto - decía mi madre mientras cubría su rostro de manera divertida y nosotros nos mirábamos fijamente para luego estallar en carcajadas como siempre lo hacíamos.

Sabes, hablar de Juan me hace suspirar, es más, no bromeo si te digo que justo ahora que estoy escribiendo esto siento que mil mariposas bailan sin control en mi estómago.

Juan me enseñó la faceta mas hermosa que puede tener el amor.

Su sonrisa siempre me acompañó en los momentos terribles y su desafinada voz me hacía olvidarme del dolor y podía concentrarme en la risa y diversión.

Nunca peleamos y si encontrábamos algo en lo que no estábamos de acuerdo, lo solucionamos con un concurso de caras raras y gestos ridículos y el que riera primero perdía.

Creo que no hace falta decir que la que perdía siempre, era yo.

Pero es a eso que se basa el Amar a alguien Con Felicidad.

Pues esa persona se convierte en tu prioridad, quieres que sonría y viva bajo la calida y hermosa luz de verano.

Sueñas con lograr que el cielo de esa persona no vuelva a opacarse con nubes de tristeza, quieres que su sol siempre brille y resplandezca.

Amas a esa persona con tanta intensidad que quieres que corra siempre de la mano de la alegría y estás dispuesto a a lanzarte a un maldito abismo solo si te dijeran que su felicidad se fue al fondo de ese jodido abismo.

Juan es ese motor que mí vida necesitaba, y que llegó como un enorme tsunami que se llevó todo lo malo para después de todo solo pudiera brillar tu propio arcoiris.

La promesa que le hice hoy en día sigue intacta y aunque no hablemos todos los días, se que las cosas entre nosotros nunca, pero nunca van a cambiar.

Las Facetas Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora