DIEZ

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Unos minutos después de que salieron el doctor y la enfermera, entró a la habitación Zee y yo pensé que todavía tendría una oportunidad de seguir con vida.

Se sentó en la cama junto a mí, me miró con compasión por un momento, acarició mi pelo como solía hacerlo y me dijo:

— Hola, vengo a despedirme.

¿A despedirte? ¿Acaso sabes lo que está pasando? —le pregunté en mi mente.

—Mi trabajo aquí contigo terminó.

Espera, no te vayas –imaginé contestarle.
¡Voltea hacia el panel de control!, ¡vuelve a subir el interruptor!

— Por cierto —sonrió dudando de seguir adelante con lo que me quería decir y después continuó—. Saint entró en labor de parto hoy como a las diez de la noche, esperan que el bebé nazca en unas seis horas más. Toda tu familia está con ella ahora, es por eso que no vinieron a verte esta noche.

Con mayor razón, ¡Sube el interruptor!... ¡sube el interruptor!... ¡sube el maldito interruptor! ... -le gritaba en mi mente como queriendo hacer alarde de poderes telepáticos.

— Ya no hay nada que pueda hacer yo por ti. Ahora, debo ir con alguien más que me necesita. Espero que te haya servido de algo mi presencia.

Me sirvió de mucho Zee -dije ya resignado—. Gracias a ti ya tus cuidados soporté los primeros meses aquí. He aprendido de ti lo que es amar incondicionalmente y entregarte al cuidado de otros sin esperar nada a cambio. Muchas gracias.

— Ojalá hubiera podido hacer más, pero... —se quedó pensativa por unos momentos, bajó la cabeza y secando una lágrima que le escurría por la mejilla continuó. — Todo está bien ya verás. Es hora de que me vaya —me besó en la frente y salió de la habitación sin voltear más a verme.

Adiós Esperanza, que Dios te bendiga, gracias por todo.

Bien, pues se acabó la incertidumbre, seis horas me quedaban de vida y mi intento de conocer a mi bebé se había frustrado ya.

Traté conscientemente de enojarme con estas dos personas que estaban echando aperder mis planes y no pude. Sin importar que en parte eran movidos por la avaricia, el resultado, si lograban usar mis riñones para salvar a esa mujer de la que hablaron, sería positivo. Esa podría ser mi última buena acción y aunque no hubiera intervenido directamente. Ayudaría con una parte de mi cuerpo a que alguien
siguiera disfrutando de esta maravillosa vida.

¡Qué ironía! Mi bebé en otra parte de este hospital espera su turno para empezar a vivir y yo espero aquí que sea mi turno para dejar de existir. Como si hubiera una conexión especial entre él y yo.

¡Hay una conexión especial entre tu bebé y tú! -comentó mi guía-. No sólo entre ustedes dos sino con toda la humanidad, con todos los seres vivos y con todo lo que existe.

Claro todos somos parte del universo.

No eres parte del universo, tú eres el universo, tú eres la vida misma.

¿Que yo soy la vida? Eso está muy profundo -comenté. Se me hace que no te alcanzan las seis horas que me quedan para explicármelo.

No te lo voy a explicar. Considerando las circunstancias me voy a permitir hacer trampa y mostrarte algo que pocos seres humanos son capaces de vivir en toda su vida. ¡Desmáyate!

¿Qué? ¿Cómo le hago para desmayarme?... -no terminé la pregunta, cuando me di cuenta de que ya no estaba en el cuarto del hospital ni dentro de mi cuerpo. Era como tener uno de esos sueños donde todo es posible, donde te das cuenta de que estás soñando y sabes qué es lo que está pasando sin necesidad de verlo ni oírlo.

Esta es la iluminación -dijo-. Esto es lo que buscan los sabios y que quieren alcanzar los gurúes y maestros. Esto es a lo que te llevan años y años de meditación profunda.

¿Qué lugar es este? ¿Es el cielo?

No es un lugar, es un sentimiento. Aquí no existe el espacio ni el tiempo como los habías conocido. Apaga ya tus pensamientos y permítete sentir.

Me abandoné totalmente a la experiencia y en cuestión de segundos pude comprender el gran regalo que me había dado mi guía: “La iluminación”, como él la llamaba es un maravilloso sentimiento de ser parte del
universo y al mismo tiempo ser el universo mismo. Es sentir una conexión con todos los seres humanos, con todos los seres vivos y con todo lo que existe. Es perder por completo el miedo a la soledad y darse cuenta de que la vida, cuida de todos nosotros como lo hace con todo lo que existe. Es saber que todo está bien en
nuestras vidas y de que somos parte de algo grandioso, parte de un hermoso y complicado diseño.

Ya es tiempo de que vuelvas.

Apenas y pude oír la voz de mi guía que me pedía que despertara de este hermoso sueño.

Una vez más volví a sentirme en mi cuerpo y a pesar del terrible cansancio, conservaba la sensación de bienestar que me provocó la experiencia.

¡Eso fue maravilloso! —expresé en mi mente emocionado—. ¡Soy parte de todo lo que hay! ¡Soy tan importante como las estrellas, como el sol, como todo lo que existe!

Todos lo somos y esto no es sólo palabrería mística o espiritualista, es un hecho real y comprobable —respondió mi guía y luego continuó—. Tú fuiste creado a partir de una célula de tu padre y una de tu madre. Y ese par de células llevan la información genética de lo que fueron todos tus antepasados. Así es como estás conectado con toda la humanidad porque, a fin de cuentas, todos somos parientes.

Pero... no sólo me sentí conectado con los seres humanos sino con todo lo que existe —comenté intrigado.

Cuando fuiste concebido en el vientre de tu madre; su cuerpo y estas dos células tenían toda la información necesaria para crear cada parte de tu cuerpo. Había un plan perfecto para formarte tal y como eres ahora. Hasta el detalle más pequeño estaba ya previsto: el color de tus ojos, de tu pelo y piel, la forma de tu boca, los hoyuelos de tus mejillas, los vellos de tu cuerpo y exactamente donde crecería cada uno de ellos. ¡Un verdadero milagro! Ahora bien, el cuerpo de tu madre tomó la materia prima para formarte de todo lo que le rodeaba, del aire que respiraba, del agua que bebía’ de la comida que ingería. Y así fuiste formado tomando partes del universo mismo. Una manzana que alguna vez fue parte de un animal y que antes de eso de un insecto y mucho antes había sido el pétalo de una rosa, se utilizó para formar tu corazón. El agua que alguna vez fue un río y otras veces, un iceberg en el polo norte y que luego se convirtió en nube y en lluvia, se utilizó para crear la sangre que corre por tus venas. Y los minerales que alguna vez fueron una montaña y mucho tiempo atrás parte de una lejana estrella, se utilizaron para formar
tus huesos. Cuando mueras y tu cuerpo se desintegre, las partículas que lo forman serán la materia prima que utilizará el universo para seguirse renovando.

¿Es por eso que dices que yo soy la vida misma?

Así es, a través de ti, la vida se mantiene y se renueva. Tú fuiste el instrumento que utilizó la vida para crear a otro ser maravilloso y lleno de posibilidades: el bebé que espera nacer a unos metros de aquí. Ese nuevo ser viene a darle al mundo algo muy especial, algo que sólo él puede darle, un regalo maravilloso para todo el universo.

¿Quieres decir que mi bebé será especial? ¿Qué mí propósito en la vida fue traerlo al mundo?

Él es tan especial como lo eres tú; como los son cada uno de los seres humanos. El regalo que viene a darle al mundo es su propia individualidad. Porque a pesar de ser parte de todo lo que existe también será único. Ese bebé viene a compartir sus pensamientos, sus ideas, su forma de ser; sus emociones, sus alegrías y sus tristezas. Ese es el propósito de nuestra vida. Darle al mundo lo que sabemos que sólo nos otros podemos darle.

Ser nosotros mismos, ¡ese es el significado de nuestra vida! — le interrumpí.

Ser lo que somos y disfrutar de esta oportunidad única de existir Antes de nacer eras parte de la eternidad y, cuando mueras, volverás a ella. Se te ha otorgado un pequeño lapso para ser tú mismo y puedes aprovecharlo.

Esclavo [Perth Tanapon / TERMINADA / Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora