Gardenias (TinCan)

Capítulo IX: Dulce Tormento

Una semana después

Can se encontraba en la casa de su novio (como todos los días) robándole algo de ropa para poder dormir a gusto. Si bien tenía mudadas de ropa él prefería quitársela a Tin.

‘’¿Hablaste con tus padres sobre lo de ‘No?’’ preguntó Tin cuando salió de la ducha, solo llevaba puesta una toalla alrededor de su cadera y otra sobre su cabeza.

‘’Si, ya es asunto solucionado. El pobre estaba con el Jesús en la boca’’ Can ignoró por completo a Tin. Trataba con todas sus fuerzas de no caer en la trampa de su novio, pues hace unos días le había informado que las sesiones de sexo se cortarían por tiempo indefinido. No fue agradable terminar desmayado esa vez, aunque fue muy placentero fue mayor la consecuencia.

Can no pudo caminar de manera correcta por días (apun le costaba un poco), sus músculos dolían todo el tiempo por lo que tuvo que recurrir a medicina para aquello, se mareaba constantemente y no iba a mentir, aún le dolía el trasero. Esa misma noche incluso había descubierto que tenía la palma de la mano de su novio impresa en su glúteo derecho, tenía marcas alrededor de sus caderas que dolían.

Can no lo diría en voz alta jamás, pero se había molestado con Tin esos días, a pesar de que el peli castaño se había dedicado a cuidarle Can se sentía molesto, no hubiera tenido la necesidad de cuidarlo si se hubiera detenido cuando se lo pidió. Pero eso no valía la pena decirlo.

‘’Me alegro por él’’ Tin hizo el amago de intentar cambiarse pero no se le fue permitido.

‘’Sé lo que intentas hacer’’ acusó Can. ‘’Cambiate en el baño, no vas a hacer que cambie de opinión, pervertido’’

Can terminó de colocarse una polera cualquiera y prácticamente corrió hacía la cama. Tal vez si tenía ganas de hacerlo, vamos, la mitad de su relación era sexo y la otra mitad se dividia entre lo que debía ser una relación. Pero él debía resistir y no ceder, no iba a dar su brazo a torcer, Tin debía entender que ese tipo de cosas no podían hacerse, no entre ellos. Era placentero pero abrumador.

‘’Lo siento’’ su novio se disculpó cuando las luces se hallaron apagadas y ambos compartían la comodidad de la cama.

‘’Necesitamos parar, la mayor parte del tiempo hacemos el amor y no es así como quiero que las cosas funcionen contigo. Te amo, no quiero que solo seamos sexo y luego hablar, quiero que hablemos y si se da pues lo haremos, pero ahora debemos parar’’ murmuró Can con voz dulce, acunando la mejilla de su novio con cariño.

‘’Entiendo, te juro que si, pero es complicado cuando llevamos con esto por años’’

‘’Llevar años teníendo sexo no quiere decir que lo podamos cambiar’’ rebatió Can, empezaba a molestarse.

Desde que él había dicho que harían una pausa con su intimidad Tin se había empeñado en hacerlo cambiar de opinión. Empezaba a cansarse de la misma charla.

‘’No podemos cambiarlo de la noche a la mañana’’ Tin apartó la mano de Can sin delicadeza, al pelinegro se le encogió el corazón.

‘’Has estado insistiendo mucho con esto’’ Can iba a empezar a llorar. ‘’¿Es que solo somos sexo, Tin?, ¿no podemos intentar ser algo más?’’

‘’Yo no dije eso, solo- piensa que yo te digo de la noche a la mañana que no puedes volver a dormir aquí, sin darte ninguna advertencia. Es-’’

‘’Lo entendería. Si, sería difícil, pero lo intentaría, porque eso se supone que deben hacer las parejas, comprenderse y apoyarse. No intentaría rebatir todo el tiempo tu toma de decisiones’’ Can se levantó de la cama, molesto y dolido.