Qᴜɪᴢáꜱ ʜᴏʏ - ʟᴜᴋᴀ ᴄᴏᴜꜰꜰᴀɪɴᴇ

«Capítulo 5»

La sorpresa en el rostro de Adrien no demoró en aparecer y no era por nada, después de todo para los dos fue algo inesperado.

El señor que nos sacaba las fotografías aplaudió contento con ambos, parecía pensar de que manera sería la primera pose aunque la felicidad le interrumpía.

- Hola Adrien - saludé algo cohibida, posar no era lo mio.

- (T/N) te ves bien - alagó sonriendo, como todo un caballero se levantó de su silla mostrando la siguiente para que me sentara.

Las fotografías serian en el Museo de Louvre, gente que pasaba cerca nos miraba entre curiosos o ansiosos, ver a Adrien Agreste siempre era un privilegio para el ojo humano.

Sin embargo él no parecía muy feliz por aquello, sin decir nada se sentó en una nueva silla.

- ¿Ocurre algo? - preguntó volviendo su mirada en mi dirección - No te ves muy comoda.

Me sorprende que lograra notarlo, de todas maneras negué - Muy pocas veces he posado para fotografías y este vestido tampoco ayuda mucho - susurré lo último bajando aún más la prenda.

Sabía lo que tramaba mi hermano, había elegido un lindo y corto vestido blanco algo transparente, aunque una especie de corsé pasaba por mi cintura tapando más mi cuerpo.

Aun así el viento levanto el vestido era bastante incomodo.

- ¡Ya lo tengo! ¡Vengan mis musas en acción!

(..........)

- Eres muy buena en esto - habló Adrien mirando el resultado de tres horas posando.

- Algunos pensaran que somos parejas - gruñí viendo una donde él tomaba con cariño mi rostro y cintura, mientras yo descansaba mi mano en sus hombros.

Para mi sorpresa Adrien sonrió divertido - Lo dudo, no podría soporta un día vivo si eso pasará.

- ¿De que hablas? Tus fans me matarían a mi primero.

Ambos nos miramos serios para luego reír tontamente, la verdad es que, ambos al venir de una buena familia y ser jóvenes teníamos a varias personas tras nosotros.

Especialmente el hijo de la familia Agreste.

Pronto el automóvil de Adrien se detuvo y la ventanilla que nos dividía con el guarda espaldas se abrió lentamente.

- Hemos llegado señorita Brown - indicó la secretaria.

¿Tan pronto? Desvíe mi mirada viendo mi casa a lo lejos, bueno, eso había sido rápido.

- Muchas gracias por traerme y lamento las molestias.

- No es nada (T/N) - respondió rápidamente el rubio mientras mostraba una gran sonrisa - Eres mi amiga después de todo.

Fue mi turno de sonreír, ganarme la confianza de Adrien Agreste va hacer más fácil de lo que creí.

- Bueno.. Amm, si quieres puedes pasar, a mi hermano no le molestara y podemos conocernos mejor.

Los ojos del chico brillaron de felicidad, al parecer la idea no le resultaba mala después de todo.

- Lo lamento señora Brown - interrumpió la secretaria viendome por el retrovisor - Pero Adrien tiene una agenda que debe seguir al pie de la letra, no aceptamos... Distracciones en su día.

- Entiendo...

Salí del auto dando nuevos agradecimiento, al entrar a mi casa el silencio reinó en el lugar, no quería estar aquí, todo me era tan monótono y aburrido.