Parte 8

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—Y aquí estamos —anunció Charlotte una vez que llegaron a su casa.

Gina guardó su teléfono en el bolsillo y abrió la puerta sin decir una palabra. Había visto a su amada hermana mayor esperándolos en la puerta –Charlotte le había pedido a Blake que le enviara un mensaje de texto a su mamá para decirle que estaban de camino a la casa– y corrió hacia los brazos abiertos de la Señora Page con una enorme sonrisa y un chillido de alegría.
Ambos adolescentes se encogieron ante ese agudo sonido.

Mientras las dos mujeres se abrazaban y se daban la bienvenida con voces chillonas y risas, Blake abrió el maletero del auto y sacó las maletas para llevarlas adentro, dejándolas junto a la puerta por pedido de Charlotte, luego se volvió para mirar a su 'novia'.

—¿Algo más con lo que necesites ayuda?

Realmente, solo quería una excusa para quedarse a su lado un poco más.

—No, está bien —Charlotte comprobó la hora en su teléfono—. Debería ir a mi trabajo y reanudar mi horario, todavía me quedan un par de horas.

Su semblante decayó levemente, incluso teniendo que soportar a su festiva tía, había disfrutado tomarla de las manos y compartir aquellas sonrisas secretas. Pero rápidamente recuperó su sonrisa fácil y aceptó que todo tenía que terminar en algún momento. Ella lo miró de nuevo, suavizando su expresión.

—Gracias... por haberme ayudado allí, de verdad, si no hubiera sido por ti, probablemente la habría apuñalado allí mismo —bromeó.

—Me alegro de ser de ayuda —sonrió el chico—. Bueno, entonces te veré mañana en la escuela.

—Nos vemos mañana.

El chico se dio la vuelta para comenzar a dirigirse a casa, sintiéndose bastante feliz consigo mismo aunque todo esto era falso. Quizás él no era su verdadero novio, pero estaba pasando tiempo con ella y no podía pedir más.

Sin embargo, la voz de Gina lo detuvo.

—Espera, cariño, ¿ya te vas?

Blake se dio la vuelta, algo sorprendido y asintió en silencio. Gina resopló burlona, ​​agitando la mano.

—¡Por supuesto que no! Apenas tuve tiempo de hablar con ustedes dos en la heladería... no es que me arrepienta de haber conocido a Ray, pero estaba demasiado absorta en mis propios intereses como para prestarte atención, cariño, eso no es justo.

Blake comenzó a rechazar sus palabras, agitando las manos con una sonrisa vacilante y dando dos pasos hacia atrás, ansioso por irse antes de quedar atrapado con ella pero la mujer era rápida, incluso con tacones. Caminó hacia él y lo tomó del brazo, entrelazándolo con el suyo y casi arrastró al pobre adolescente dentro de la casa con ella y su hermana.

Al pasar, le envió a Charlotte una mirada suplicante, pero descubrió con horror que ella estaba luchando por no reírse de su situación, para nada preocupada por él. Eso fue lo que ganaba por haberse reído a sus expensas primero.

—Cuida de él por mí, ¿quieres tía Gina? Iré a dejar el coche en el garaje.

Y ella lo dejó solo con dos mujeres ligeramente aterradoras sentadas a cada lado de él.

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Cuando Blake vio a su novia falsa atravesar la puerta principal hacia la sala de estar donde estaba, pudo respirar con facilidad de nuevo. Por un momento, temió que ella lo hubiera dejado allí para lidiar con sus parientes consanguíneos por su cuenta mientras ella se dirigía a su lugar de trabajo, con todo el tiempo que había pasado guardando el auto en el garaje. Pero su presencia allí lo relajó visiblemente.

Charlotte Mas UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora