Parte 4

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Finalmente, la 'cita' entre Charlotte y Blake...

Iba de un lado a otro inquieta en su sala de estar, mirando el reloj que colgaba de la pared, esperando que llegara su 'novio'.

Eran casi las siete y su papá estaba sentado en el sofá, también mirando el reloj, con los brazos cruzados y el rostro severo. Nunca había visto a este chico 'Blake' del que había hablado su hija, pero esperaba que fuera mejor que los amigos con los que pasaba el rato. Los amigos de su hija eran buenos chicos y todo, ninguno era pandillero ni daba problemas que él supiera, no iba a quejarse, pero... demasiado inmaduros, con pasatiempos extraños y en el caso de cierto rubio, muy... picaflor... para su gusto, sin material de relación en sus ojos. Quería algo mejor para ella, y sería mejor que este tipo Blake lo fuera o de lo contrario...

El teléfono celular de Charlotte vibró y lo revisó, sonriendo aliviada por su breve texto.

"Estoy afuera"

—Blake está aquí —anunció en voz alta, caminando apresuradamente para abrir la puerta.

La abrió y se encontró con un adolescente de cabello oscuro sonriente y relajado, vestido con una camiseta negra con el logo de una banda de rock, una chaqueta roja y jeans.

Luciendo bastante normal.

—Blake, bienvenido —lo saludó ella.

El chico se inclinó hacia ella y la besó en la mejilla, consciente de que su padre los observaba desde el interior de la casa.

—Te ves preciosa —la halagó, mirando su atuendo para la noche.

Llevaba pantalones cortos de jean con los bordes deshilachados y una blusa amarilla ajustada que dejaba una delgada franja de su estómago y espalda expuestos. Su padre se había opuesto a que lo utilizara, pero su madre lo había convencido de que le permitiera hacerlo o no lo dejaría entrar al cuarto esa noche. Así que el Señor Page tuvo que ceder.

Sintió que sus mejillas se calentaban, más por la vergüenza de ser llamada así frente a su padre que por la timidez real.

—Gracias... vamos, entra —se hizo a un lado para dejarlo pasar.

Cerró la puerta detrás de él y lo acompañó a la sala de estar, donde sus padres ya lo estaban esperando. Su madre esbozó una gran sonrisa cuando vio al chico guapo con el que salía su hija, sus ojos casi brillaban. Su papá estaba menos emocionado, lo observaba con mirada calculadora, como si pudiera diseccionarlo con solo sus ojos. Hasta el momento, el chico se veía normal, guapo promedio, vestido normalmente para un adolescente, aunque no estaba seguro de la banda de rock que tenía en su camiseta, pero bueno, si demostraba ser digno, lo dejaría pasar.

La Señora Page se levantó del sofá y fue a saludarlo.

—Bienvenido, querido, es un placer conocerte finalmente.

Con su propia sonrisa educada, el muchacho tomó la mano de su mamá y la besó en el dorso.

—Lo mismo para mí, señora Page —dijo, soltando su mano.

Su madre estaba casi hiperventilando y zumbando de emoción. ¡Este chico era un caballero!

Su papá imitó a su esposa, pero extendió la mano hacia el niño con rostro serio.

—Señor Johnson.

—Señor Page —el chico aceptó su mano y le permitió apretarla.

El señor Page fortaleció el agarre, para ver cuánto podía soportar el niño. Sorprendentemente, lo soportó sin ni siquiera una mueca de incomodidad o dolor en su rostro, solo esa fácil y cortés sonrisa.

Charlotte Mas UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora