Parte 14

164 14 3
                                    

Apenas podía divisar algo entre la espesa cortina de humo grisácea en la que estaba envuelto, que oprimía su pecho al intentar respirar y picaba sus ojos, haciendo que tuviera que parpadear varias veces y entrecerrar los ojos sin dejar de avanzar. Se preguntaba porque con tanta tecnología, Schwoz aún no había incorporado a sus trajes una máscara para ocasiones como esas, o un par de gafas para poder ver mejor en esas condiciones.

Además, el calor que lo rodeaba era casi insoportable, podía sentir las gotas de sudor rodando por su cuerpo, y su cabello se había llegado a chamuscar en las puntas, podía sentir el olor a cabello quemado mezclándose con el plástico, la madera y otros materiales combustibles.

Un temblor sacudió levemente el edificio en llamas, haciendo llover sobre él pequeños escombros y cenizas que se metieron en sus ojos, haciendo que tuviera que frenar para frotarselos y a la vez toser debido a que accidentalmente había aspirado un poco. A su alrededor, las llamas crepitaban ahogando cualquier otro sonido, junto a la caída de escombros, por lo que debía agudizar mejor su audición para captar algun sonido hecho por alguno de los ciudadanos que aún estuvieran atrapados en sus apartamentos.

Según los informes, habían unas treinta personas en el interior que no habían podido escapar, ya que el cortocircuito que provocó el incendio había sucedido en el segundo piso, imposibilitando a muchos de los habitantes de poder escapar por las escaleras ya que estas se habían bloqueado por las llamas y el ascensor había dejado de funcionar. Habían llegado en la van pero Schwoz había enviado el Man-Coptero piloteado de forma remota para poder ayudar al departamento de bomberos a sacar a los damnificados por la azotea del edificio más rápido. Si sus cálculos no fallaban, ya solo le quedaban por sacar a unas cinco personas.

Esperaba tener éxito antes de que el edificio entero colapsara por los daños recibidos.

Otra sacudida hizo que la estructura retumbara y gruñera amenazadoramente, esparciendo cenizas y polvo sobre él. Henry se detuvo y cubrió la mitad de su rostro con el cuello de su traje, pero siguió caminando, mirando de un lado a otro, buscando a algún civil atrapado, esperando con todas sus fuerzas que aún no fuera demasiado tarde.

De repente, el comunicador adjunto a su traje se encendió, indicando que su mentor estaba tratando de comunicarse con él. Se pegó a la pared y respondió.

—¡¿Capitán Man?! —llamó.

—¡¿Kid?!

Apenas consiguió escuchar la voz de su amigo, ahogado por el sonido de los escombros que caían y las llamas crepitantes.

—Encontré a tres adultos, ¿encontraste a las chicas?

Henry tosió bruscamente antes de responderle.

—¡No... Todavía las estoy buscando!

Al otro lado, Ray dudó, mirando por encima del hombro a los tres adultos que había rescatado del fuego. Estaban en muy mal estado, una era una anciana, uno tenía el brazo izquierdo completamente quemado y otro tosía sin parar, necesitaban ayuda médica inmediata. Ray suspiró abatido.

—Escucha, Kid —comenzó—. Guiaré a las tres víctimas hasta la azotea y trataré de regresar contigo tan pronto como pueda, ¿de acuerdo? —prometió.

Todavía apoyado contra la pared, Henry asintió.

—No te preocupes, puedo con esto.

—Está bien, no dudes en llamar si surge un inconveniente.

—No lo haré.

—Bien, buena suerte, Kid.

La comunicación se cortó y Ray tuvo que recoger en sus brazos al que tenía problemas para respirar porque no podía caminar porque se agitaba demasiado y los estaba retrasando, lo que sería problemático.

Charlotte Mas UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora