parte 2

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El anciano había salido del local, consigo llevaba una bolsa de gambas recién hechas. Había dejado ya hace tiempo su carga y cobrado por ella, ahora su curiosidad le llevó a ir por su joven acompañante.

Aunque era de una apariencia extraña podía ver en el un alto grado de nobleza, cálido y acogedor sentir emanando de él.

Suspiro.

Su camino lo llevó al edificio de aventureros, hay pregunto por él y solo la recepcionista le indicó que estaba en la plaza de entrenamiento.

¡Genial!

Se gritó a sí mismo, palpó la bolsa de gambas. Le caerían bien después de un ejercicio.

Cuando estuvo apunto de llegar pudo escuchar el grito de asombro de los hombres, el anciano a ser de estatura más baja no podía tener una buena visibilidad.

¿Que estaba pasando?

<<Tiempo atrás>>

Rengoku fue guiado por un aventurero veterano, el lugar era muy amplio y había diferentes cosas, desde montículos de tierra, varios obstáculos de madera, objetivos de golpe, tanto lejanos como cercanos. En medio de todo había un círculo blanco, al parecer era una arena de pelea.

¿Que se supone que él haría en este lugar?

"Bien" el hombre le llamó.

Este le indicó que se colocará en medio del círculo.

"Vamos a ver, primero quiero ver si puedes hacer una expresión de tu mana"

El cazador no sabía a que se referían.

"¿Mana?" Ambas cejas se alzaron.

"Si, bueno. Quiero ver el alcance de tu poder."

Con aquellas palabras lo entendió.

"Esta bien. Aléjese un poco, no quiero causar daño."

El aventurero lo miró divertido, ya había visto este tipo de actitudes confianzudas. Eran buenas para el ánimo pero malas para el fracaso.

Kyoujurou se colocó en medio del círculo, desenvaino su espada y sonriente ante la vista de todos comenzó a emanar fuego.

Su espada había emitido una luz rojiza que tan pronto se hizo intensa tomo la fuerza de una llamarada viviente, al poco rato mientras más se mostraba emocionado el espadachín, un círculo de fuego se formó a su alrededor el cual dio un espectáculo de un torbellino. Varios aventureros podían jurar que habían visto un animal salir o danzar entre las llamas.

El fuego era tan abrasador que todos los presentes podían sentir el calor en sus rostros.

Rengoku miró con detenimiento el rostro de los presentes, todos estaban asombrados ante su técnica, el aventurero instructor asombrado por el poder del joven le pidió que atacara los objetivos cercanos.

Había 5 objetivos de madre en fila a 10 mts, el espadachín asintió, deslizó un pie hacia delante, tomi el mango de la katana con ambas manos y de un solo golpe derribó los cinco objetivos.

La onda de choque los había partido a la mitad.

Con tres objetivos más lejos por cinco metros, se le pidió dar golpes contundentes.

Sin esperar, salió disparado hacia objetivos dejando detrás de si una estela de fuego. El sonido de tres troncos cayendo se escuchó en el lugar, había sido cortados en tres movimientos perfectamente ejecutados.

"Muy presumido" dijo uno de los aventureros.

Todos los individuos presentes observaron con atención al chico de cabello raro, veían el como acataba las órdenes del instructor veterano y como cada golpe era perfecto, limpio y sobretodo devastador.

Al parecer era un espadachín de tipo piromante, su habilidad sobre el control del fuego era impresionante.

"Oe, ¿no te recuerda a otra persona?"

El otro lo miró com atención, si bien el menor no se veía que fuese de este lado del continente, lo único que podía reconocer era el arma.

Se decía que al sur, muy al sur pasando de la Teocracia había una país donde ese tipo de espadas eran comunes. De ese lugar se creía que era Momon y su compañera Nabe, así mismo se sabía que de ese lado provenía la espada de Brian Unglus.

"No, nunca conocí a alguien como él."

"¡No seas idiota!" Grito a la vez que le golpeaba en el hombro.

"El arma, hablo del arma."

"Ya, se parece a la Brian Unglus." Dijo a la vez que le regresaba el golpe.

"Si, pero también a la del General."

Ambos hombres guardaron silencio.

"El General usa diferentes armas."

Uno más se unió a su platica, un hombre lagarto.

"Y si, en efecto se parece demasiado, solo que esta es un poco más pequeña."

"¿Tú la has visto?"

Los dos aventureros lo miraron con atención.

"¿Si la e visto? Jajaja, partió a mi padre a la mitad."

Rengoku guardó la espada, el instructor le había dicho que había finalizado la prueba.

Sonriente, agradeció al instructor con una reverencia. Al mirar hacia la multitud que le aplaudía pudo ver entre ellos al anciano que tenía dificultad para acercarse a él, todo por los individuos que le obstaculizaban.

"¡¡Oe, oe oe!!" El anciana alzaba una pequeña bolsa.

El espadachín se acercó lo más rápido a él.

"Oji-san" Rengoku lo tomo del brazo al ver que estaba apunto de caer.

"Vaya, haz dado todo un espectáculo. Los aventureros están ansiosos por hablar contigo." Le dijo animadamente.

"¿Hablar? ¿Para qué?"

El anciano estalló en risas, se acercó a una de las bancas para que ambos tomaran asientos.

"¡Para que más! Haz demostrado ser fuerte, te reclutaran para ir ante el Rey y salir de aventura. El propósito de ser un aventurero es explorar el mundo." Dijo mientras habría la bolsa y le entregaba una de las gambas calientitas.

Rengoku lo tomo en manos, lo miro por un mento y sintió el olor dulces.

"Salir a explorar el mundo..."

Mordió la gamba.

"¡¡¡UMAI!!!"

Espada de hielo y fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora