En efecto, la chica estaba sonrojada, jugando con sus manos y con los pies en el agua.
Levantó un poco la vista y vio como Rindō negaba sonriendo.
Le extraño, pero prefirió no preguntar, después de todo, podía ser algo personal y no quería entrometerse en ese tipo de cosas.
Estaba tan distraída que solo sintió como alguien le jalaba los pies y la hundía, no sabía quién era y en cuanto salió a la superficie buscó.
Emma reía, debió haber sido ella.
Salpicó a la rubia rápidamente, alejándose para que el gesto no fuera devuelto con facilidad.
-¡Oye! ¡Regresa aquí cobarde! -Grito riendo la contraria, en dirección a la castaña. -¡No! -La chica nadaba por su vida.
Estuvieron dando vueltas por toda la alberca, la rubia persiguiendo a la castaña, entre risas y gritos.
Hasta que Emma logró alcanzar a Nisha y comenzaron a salpicarse entre sí, aun riendo.
Gracias a todo el escándalo que tenían entre las dos todos los chicos con la chica del cabello rosa llegaron a la alberca, mientras veían al par de chicas reír.
-¿De que se ríen? -Preguntó Mikey, mirándolas con el ceño fruncido. -De lo infantiles que son. -Rindō contestó por ellas. -¡Oye! ¡No somos infantiles! -Protestó Nisha, parando de reír. El chico la miró con una ceja alzada. La castaña se cruzó de brazos -Bueno, puede que solo un poco. -Sonrió.
El de mechas celestes le sonrió de vuelta, victorioso.
Ran veía todo esto desde atrás, agradecía que la chica que le gusta se llevase bien con su hermano.
-Hina, ven con nosotros, te presentaré a Nisha. -Emma estaba sonriente, mientras la otra chica sonreía.
Rápidamente se metió a la alberca, yendo a donde estaban el par de chicas.
-Hola, mucho gusto, mi nombre es Nisha. -La castaña le sonrió. -Mucho gusto Nisha, mi nombre es Hina. -Devolvió la sonrisa.
Ahora las tres chicas se conocían y algunas personas tuvieron el presentimiento de que serían grandes amigas, entre ellas, Emma.
Comenzaron a jugar y a platicar entre ellas, salpicándose o haciendo otras cosas, entre risas, se habían caído bien mutuamente y por primera vez la castaña sentía que tenía amigas.
Aunque vivieran en diferentes partes de Tokio estaba agradecida de haber hecho amigas.
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