Dream intenta conocer el sueño de George, y se da cuenta de algo.
***
—¿Sabes qué? —George habla en voz baja— Una vez tú también estuviste en un sueño mío.
—¿En serio? —Dream se echa hacia delante en su silla, con una sonrisa engreída asomando en los labios— ¿Y de qué iba?
—Oigo tu ego desde aquí.
—No es verdad —le replica con rapidez. Igual las visitas a medianoche de amigos platónicos es algo que le pasa a todo el mundo. Sapnap también ha soñado con ellos, de todas formas. No puede evitar sentirlo – alivio. ¿Es alivio? ¿Alivio por que George también piense en él? Durante un momento, un calor ardiente como brasas empieza a echar humo en su cabeza: necesita saber de qué iba el sueño de George.
¿Por qué no se lo habrá contado antes?
Dream intenta regresar de sus feroces pensamientos.
—Sí que lo oigo. Creo que me debes un poco de amabilidad por cómo has estado hoy en el directo —dice George, con un tono ácido y burlón que Dream conoce como la palma de su mano.
—¿Que te debo algo? —Dream se acaricia el brazo con mucha, mucha delicadeza— ¿Y qué quieres de mí exactamente?
—Que seas amable conmigo. —George se ríe, pero suena nervioso— Cálmate, raro de mierda.
A Dream se le acelera el corazón. —Me adoras —murmura con burla—. Venga, George.
—Para de ser tan raro —le dice—. Si no te lo he contado antes es por esto.
—Bueno, ¡tú has soñado conmigo primero!
—¿Qué? Eres súper hipócrita – Madre mía. Da igual, Dream.
—George, no —dice Dream, intentando ponerse serio a pesar de estar disfrutando como un crío el giro en su conversación—. No quería pasarme contigo, te lo prometo.
George no se lo compra. —¿Pues sabes qué? Ahora creo que no te lo voy a contar. Es el mejor castigo por ponerte pesado conmigo.
—Oh, ¿un castigo? ¿Me vas a dar un buen castigo? —repite Dream, incapaz de aguantarse la risa.
George se queja audiblemente. —Vale, ya está. Ten un buen día. Ahora mismo no puedo contigo.
—Espera – —Le corta el sonido de George saliendo de la llamada.
Se cubre la boca con la mano. Quiere resistirse – a su sonrisa, a las mariposas en su estómago, a la necesidad de oír su voz de nuevo... pero no puede. Le arden las mejillas y se ha ruborizado. Se siente caer cada vez más hondo en eso que le llama por su nombre. Es como deseo. Es como un reto. Lo siente muy familiar.
La vergüenza pronto supera su felicidad. Por fuerza tendrá que meterse un poco con George, para así mantener la verdad escondida tras capas y capas de ironía. Los comentarios solían salirle solos, para molestar a George o hacerle sonreír. Ahora, en cambio, están cargados de emociones reales y pensamientos que vinieron después: el límite entre broma y confesión se difumina. No es justo, ¿a que no?
Mira la temperatura en su móvil. 39ºC. Deja escapar un suspiro ronco.
Se mete a Twitter y empieza a escribir.
Nunca hay que subestimar el poder de una ola de calor, twittea.
Lee las respuestas durante unos minutos, dando favs y respondiendo a seguidores. Ve también que la mayoría de sus menciones son de la caótica partida de ajedrez de ayer. Muchos se cuestionan cómo pudo George cometer un error tan tonto en una partida tan intensa. Responde a uno diciendo: «Yo también me lo pregunto».
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Heat Waves || Dreamnotfound
FanfictionDream siempre había sentido cierta admiración por George, pero cuando su compleja amistad se cuela en sus sueños, se despierta ante un mundo de emociones contradictorias y deseo. Perdido en medio de una ola de calor, se pasa la vida escuchando una c...