Altar

1.1K 131 57
                                    


Dream hace una llamada.

***

El brillo blanco del mensaje ilumina sus aterrorizadas facciones. Su dedo recorre la pantalla, sus ojos parpadean copiosamente, se le cierra la garganta y su mandíbula chilla de la tensión.

Le ha llegado el mensaje.

He tenido otro sueño en el que he podido verte otra vez, empieza el mensaje, y Dream deja que el horror invada su sangre y punce sus nervios de pura vergüenza.

Ha sido sin querer. Ha cambiado de idea. No pretendía enviarle eso.

Se le nubla la vista cada vez más al ver la confesión de sus horas más oscuras temblándole en la mano. Su respiración es rápida, y superficial, y trabajosa.

¿Por qué coño he hecho eso?

Sus agarrotados dedos consiguen bloquear el móvil con un clic ridículamente suave.

Se agazapa en sus propios brazos, se clava los dedos en la carne de los hombros, se acerca las rodillas al pecho. Los tendones de sus antebrazos y manos están rígidos de pura adrenalina y shock. Sus ojos, incapaces de parpadear, lloran en la oscuridad.

La lisa superficie de su móvil se niega a combarse bajo su fuerte agarre, sin importar cuánto quiera quebrarlo. Las uñas le dejan marcas al separarse de su piel herida.

Las notificaciones permanecen silenciosas. La pantalla permanece negra. Los segundos pasan, y pasan, y todo el aire escapa de sus pulmones.

Le palpita el corazón sin apenas tiempo entre latido y latido.

Recuerda abrazar a su hermanita contra su pecho, justo como ahora, hace tantos años, cuando se dio cuenta de que ya no iban a volver a la preciosa laguna de agua oscura; recuerda rodear su pequeño cuerpo con los brazos, tratando de protegerla como fuese, dejándose quemar por sus lágrimas.

Se siente un crío de nuevo. Le ahoga y le revuelve el estómago. Sus manos están frías, y puede ser que haya perdido a alguien por segunda vez.

Esto podría ser el fin.

Su lenguaje, su rabia, su asqueroso anhelo, se lo ha tirado todo a George sin previo aviso. Su deseo de destruir todo lo que tenían, porque se sentía solo.

Esto podría ser el fin.

A ciegas, coge el móvil y marca un número.

La llamada suena, y suena, y luego le desconecta.

Un sonido ahogado escapa de su garganta.

Llama de nuevo.

—Hmph, ¿sí? —El sonido de su voz viaja transmitiendo su amodorrado tono de recién despierto.

El alivio y el horror le inundan.

—Ayuda —dice Dream con la voz ronca—, ayúdame.

Sapnap se pone alerta en segundos. —¿Dream?

—La he cagado —consigue decir.

Pesadillas. Me estás atormentando. Te busco. Esa estúpida y preciosa carita. ¿Me mentirías, George? ¿Me mentirías?

—Qué... tío, ¿qué hora es...?

—No sé qué hacer —desvaría apresurado—. No sé qué voy a hacer. No puedo – No puedo –

—¿Dónde estás? —le interrumpe Sapnap— ¿Estás bien?

Su agitada respiración le causa oleadas de dolor en el pecho, el sonido de la voz de Sapnap intentando hacerle hablar le lleva de vuelta a la playa, y al coche ardiendo, y al confuso horizonte.

Heat Waves || DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora