Oscuridad

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La noche complica la conexión entre Dream y George, y el nuevo día trae futuros cambios.

***

Casi sin respiración, George pregunta: —Ah, ¿sí?

La lluvia traquetea con fuerza sobre el tejado de Dream. Sus nervios se han apaciguado un poco por el agradable cobijo de la oscuridad, que lo enmascara, y tras ella su seguridad crece con cada latido.

Desde cada rincón de su corazón escapa un profundo deseo, envuelto en vergüenza y secretismo.

Puedo mirarte. Cae cada vez más hondo. Puedo conocerte.

—P – Pues sí —responde Dream—. No suelo tener oportunidad de verte así.

George habla con cautela, jugueteando con las cuerdas con las que Dream le tiene prisionero. —¿Así cómo?

Puede verla clara como el agua. La veta viciosa con la que ha dado, entrando cada vez más hondo, esperando a que una sola chispa roce la gasolina y estalle en llamas, y les queme a ambos vivos.

Va calentando sus palabras con cuidado. —Tan cerca —se cierne sobre la gasolina—, tan íntimo. —Siente esa presión sobre su pecho, siente cómo las llamas se propagan hacia la perdición— Todo para mí.

George parpadea varias veces. —Oh.

La gente empieza a sospechar de algo en el chat, y una a una muestran su confusión: ¿Se está sonrojando? ¿George se está poniendo rojo?

—Eso, ¿te estás poniendo rojo? —le dice divertido. El calor visible en sus propias mejillas se confunde en la luz cálida de la habitación. Huele a la cera fundida de las velas.

George coge una bocanada de aire para serenarse, y regresa al juego. —No estoy rojo, chat. Hace calor.

Una sonrisa orgullosa asoma en el rostro de Dream. —Sí, te pasa mucho cuando te hablo.

George le ignora.

—¿Cómo es eso, George? ¿Te pongo nervioso? —Dream baja su voz a un ronco susurro— ¿O es que te hago sentir cosas?

El movimiento que Dream presencia es glorioso.

George ladea la cabeza, cogiendo aire con el labio inferior entre los dientes; irradiando un calor y una agitación que Dream nunca había visto en él.

Le da un vuelco el estómago.

—¿Es eso? —dice en voz baja— ¿Mi voz?

George asiente sutilmente. Dream se queda sin respiración.

Un calor insaciable le tensa los músculos con ansia. —Pero ahora te está viendo gente, George. Un montón de gente.

—¿Te crees que no lo sé? —murmura George.

Dream se lleva una mano al cuello para sentir su alocado pulso. —Me da que pensar en cómo serías si no te estuviera apuntando una cámara —ronronea—. O si estuviera yo ahí contigo.

El juego entra en pausa. —Cállate ya, anda.

Dream se niega. —Igual podríamos hacer más cosas aparte de hablar.

George se cubre la cara con una mano, apoyándose sobre la mesa. El chat hierve a preguntas y alarma: ¿Qué está diciendo Dream? ¿Qué está pasando?

—¿Eres una persona muy física? Creo que nunca te lo he preguntado —dice Dream, intentando hacerle picar con una pregunta más inocente—. Con amigos y eso – ¿eres cariñoso?

Heat Waves || DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora