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El mundo interior de Dream se ve desafiado, mientras él cae más hondo.

***

A Dream le duelen los hombros.

Está acostado sobre la hierba de su patio bajo del sol de mediodía. Está húmedo, y brilla demasiado, y no hay ruido. Y la tierra huele a mierda.

Trata de relajar sus doloridos músculos sobre el blando suelo y las briznas de hierba que se le clavan en la piel como aguijones. Se acumulan un montón de trozos de césped y raíces rotas bajo sus desesperados dedos.

Mira a las nubes blancas atravesar el cielo azul lentamente.

El de reparaciones le visitó hace dos días y medio, y desde que vuelve a sentir el aire frío por sus pies, y dándole escalofríos por el cuello, se ha sentido vacío. Se encuentra a sí mismo acurrucándose entre mantas y sudaderas, o sentado bajo el agua ardiendo de la ducha, sin poder decir adiós al calor que solía irradiar su piel.

Se ha cansado tanto de perseguir aquello que le está destruyendo que ahora guarda un amargo silencio, quemado hasta la médula.

Le suspira a la luz del día.

El único descanso que ha encontrado de aquella aflicción que le consume han sido sus sueños. Le corroen horas de imágenes del agua cobriza que le llegaba por los tobillos, del hacha moviéndose sin control en su entumecida mente. Se despierta con miedo a tener las manos heridas y callosas, hasta que se da la vuelta y abre los ojos, y ve sus nudillos desnudos y temblorosos.

Le ha ganado. Una, y otra, y otra vez.

Se despertó en la cocina esa mañana, con la mejilla apretada contra las frías baldosas y un cartón de leche cerca del pecho. No recordaba haberse quedado durmiendo ahí. No quería acordarse de dormir.

Tú me buscas, le había dicho George entre plácidas sábanas y reconfortantes caricias.

Los tweets y las capturas de pantalla invaden su día a día. Preguntas de dónde ha ido, interminables horas de «Echo de menos a Dream»; cientos de fans preguntándose por qué, durante días, su Spotify había estado en bucle con una sola canción. Por qué se sienta solo en su habitación oscura, en su sofá vacío, en su habitación de invitados, escuchando una y otra vez heat waves heat waves heat waves.

Te estoy buscando, se había desahogado Dream una noche sobre sus horripilantes notas, cuando estaba demasiado cansado para comer, no puedo parar de buscarte.

Su móvil vibra en su bolsillo. Suelta la tierra.

Vale, Dream, lee el mensaje de Sapnap tapándose el sol con el móvil. Háblame cuando puedas, vale?

Ya no es capaz de sentirse culpable. La incansable preocupación de Sapnap le ha empezado a sonar igual que el silencio con el paso de los días.

Lee los mensajes de hace días, aquellos que había estado escudriñando con absoluta dedicación. Al principio, el repugnante impulso de volver a leer el mensaje le ganaba cada diez minutos, luego cada treinta, finalmente llegaba a ser cada hora. Era como si esperase que los mensajes cambiaran, de alguna manera, y le mostraran nuevos secretos ocultos que había pasado por alto. Todo se difumina ante sus ojos, demasiado para poder saberlo.

Es decisión tuya si me lo cuentas o no, le había dicho Dream.

El muro de texto de Sapnap empieza con un vale.

No quería que esto se pusiera así, había escrito, pero parece que estás sufriendo con todo esto, y esto es lo único que tengo para ayudarte. La noche antes de lo del ajedrez, estuve en llamada con George, y estábamos de coña con una cosa que dijiste de su facecam. Dijo algo de que está "contento de que ese tipo de cosas ya no le molesten", y cuando le pregunté que a qué se refería, dijo que sentía algo por ti cuando os conocisteis. Me lo dijo muy claro, que fue una cosa corta que ya se le ha pasado por completo, y le alegra que así sea.

Heat Waves || DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora