Capítulo 2

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Como pude traté de correr lo más rápido posible, lo más que me lo permitían mis raspadas y golpeadas rodillas. Y cómo era de esperarse, las miradas de otros alumnos no se hicieron esperar.

Podía sentir sus ojos examinándome de pies a cabeza, y es que seguramente parecía que había estado en una pelea; raspones, moretones y un herida, en la frente sangrando, no eran una buena combinación.

Al llegar a la entrada del colegio más alumnos, y también maestras, me voltearon a ver pero traté de no dar importancia. Una vez dentro de la instalación busqué el baño de chicas para poder atender las heridas y tratar de acomodar un poco mi imagen.

Al entrar al baño afortunadamente no había nadie más. Rápidamente dejé mi mochila a un lado del lavamanos y amarré mi cabello en una desarreglada coleta. Ahora sí podía notar la herida, no era grave y tampoco profunda, por lo cuál con un poco de agua, jabón y una bandita estaría como nueva. Ventajas de tener una madre enfermera, sabes cómo curar heridas y quemaduras.

Una vez lavada la herida coloqué la bandita de Hello Kitty sobre ella. Ahora sólo queda tratar de arreglar la ropa, mi cabello y listo. Aunque por desgracia mi falda estaba rasgada y mi playera algo manchada de sangre. Luego de hacer lo que pude por tener una apariencia más presentable salí del baño. Estaba a punto de buscar mi salón cuándo la campana sonó, anunciando el inicio de clases.

–Perfecto, mi primer día y llegaré tarde– dije mientras trataba de encontrar el salón 2.

Caminé por los pasillos, que parecían no tener fin. Hasta que pude dar con el salón 2. Arreglé de nueva cuenta mi uniforme, mi cabello, y toqué la puerta.

–Adelante, por favor– dijo el maestro al otro lado. Abrí la puerta y di un paso adentro. Todos los alumnos me miraban cómo si fuera un bicho raro, y claro, estaba golpeada, sucia y algo agitada.

–Supongo que tu eres Atsushi T/N ¿correcto?– preguntó el profesor luego de mirar una lista y mirarme de pies a cabeza con una mirada de desaprobación.

–Sí profesor– respondí firme y luego hice una reverencia.

–Bien, puedes sentarte en– dijo el profesor mientras buscaba con la mirada un lugar disponible –en la esquina, junto a la ventana– iba a caminar hacia el lugar asignado hasta que el profesor añadió –y creo que no es necesario recordarle jovencita Atsushi, que en esta escuela no se permite la violencia y hay cero tolerancia a los conflictos– yo sólo di otra reverencia y caminé hacia mi nuevo lugar.

–Bien clase, continuemos por favor–

–Sí– respondieron todos al unísono

Una vez instalada en mi lugar comencé a tomar nota sobre la lectura que estaba enseñando el profesor. Y así, de manera tranquila, y silenciosa, transcurrió la clase. Realmente todos parecían ser personas amables, tranquilas y respetuosas.

Luego de las primeras 3 clases por fin tocó la campa anunciando el primer receso. Todos los alumnos se levantaron y salieron del salón de clases, de la misma manera yo lo hice. Sólo que al intentar ponerme de pie algo, o más bien alguien, me lo impidió.

–¿Ves? Yo tenía razón– aquella voz me resultaba familiar ¿podría ser? Levanté mi mirada y pude observar al mismo chico, de hace un rato, justo frente a mi.

–Sí– respondí tranquila y tratando de pasar a un lado de él, sin embargo, tomó mi muñeca y me retuvo con un poco de fuerza.

–Así que, Atsusshi, a partir de hoy somos amigos ¿sí?– luego sonrió amablemente

–¿Perdona?– dije soltándome de su agarre –mi apellido es Atsushi no–

–Eso fue lo que dijo Mikey, Atsusshi– respondió otro chico desde el marco de la puerta.

–El dragón...– era el mismo chico de en la mañana.

–Hey Mikey, ¿quién es ella?– llegó otro chico de cabello lila claro y ojos lavanda, acompañado de un chico con cabello negro, ojos castaños y unos pequeños colmillos que se notaban al momento en el que sonreía, me pareció algo tierno; inmediatamente borré esos pensamientos de mi cabeza y evite el contacto visual con alguno de ellos.

–Ella es Atsusshi– me sujetó de los hombros el chico que respondía al nombre de Mikey. Traté de apartarme pero su agarre era algo firme.

–¿Y ustedes son?– fue lo único que conseguí decir al recordar lo que mi madre había dicho tan sólo hace unos días antes del inicio de clases.

Por favor T/N haz un esfuerzo por conseguir nuevas amistades, ahora que sólo somos tu y yo necesitas tener más gente a tu alrededor, con la cuál puedas reír, llorar, hablar y sobretodo, en la cuál puedas confiar

Tal vez, sólo tal vez, estos chicos podrían ser esos amigos que mi madre insiste que deba tener. Aunque, a veces es preferible no tener a nadie demasiado cerca, así nadie te lastima, te engaña, o te abandona y si lo hacen, al no estar tan apegada a esas personas, la decepción es mínima y el daño no queda en tu corazón.

–Claro, mira Atsusshi– dijo Mikey guiándome hasta sus amigos –el es Draken– apuntó al chico del tatuaje de dragón –ese es Mitsuya– señaló al chico de ojos lavanda, quién saludo con la mano –y el es Baji– señaló al chico de adorable sonrisa.

No podía dejar de mirar sus pequeños colmillos que lo hacían verse más infantil.

–Bien y ahora que ya nos presentamos ¿podemos ir a comer?– cuestionó Baji encaminándose a la puerta junto con Mitsuya.

–También tengo hambre– secundó Draken.

–Sí– dijo Mikey de igual manera siguiendo a sus amigos –vamos Atsusshi– dijo dando la vuelta para mirarme.

–T/N– dije sin moverme– los otros tres se giraron y me miraron –pueden llamarme T/N– y luego sonreí sincera.

Never Love Again (Baji x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora