𝐇𝐄𝐋𝐋°| 𝑻𝑶𝑲𝒀𝑶 𝑹𝑬𝑽𝑬𝑵𝑮𝑬𝑹𝑺 "𝕆ℕ𝔼 𝕊ℍ𝕆𝕋"

𝐖𝐀𝐊𝐀𝐒𝐀 𝐈𝐌𝐀𝐔𝐒𝐇𝐈

𝑩𝑨𝑩𝒀𝑺𝑰𝑻𝑻𝑬𝑹

+𝟏𝟖

-Tsk, no necesito de un maldito niñero Akaashi, se cuidarme sola.

Tu puerta resonó por toda la casa, era increíble que aunque tuvieras 20 años ya Takeomi y Senju te trataban como una niña pequeña, los dos iban a salir y te dejaron a cargo de uno de sus amigos que irónicamente también estaba dentro de la famosa pandilla llamada Brahman.

Sabías que ser hermana de los pandilleros más reconocidos era peligroso, pero se volvió tedioso que hasta para salir tenías que estar acompañada, ni en mi propia casa estoy en paz.

Oíste como la puerta principal era cerrada, no quisiste bajar al tener tal visita en la sala, nunca en tu vida lo habías visto, aun así te lo presentaron cuando llego y Senju te aseguro que era de confianza, bueno, feo no era.

Sacudiste tu cabeza ante el pensamiento que se te cruzo, te tumbaste en tu cama cuando un mensaje te llego a tu celular.

número desconocido

Baja tengo que hablar contigo.

__________

Qué demonios, ¿Quién eres?

número desconocido

Soy Wakasa, "el niñero"

¿Ahora si bajaras? o tengo que subir por ti.

Lanzaste tu celular por tu cama, sin más bajaste perezosamente y al ir a la sala de estar, ahí estaba el, sentado en la orilla del sofá con su espalda encorvada hacia abajo y sus antebrazos recargados en sus rodillas para prestar atención a cualquier cosa que escribía en su celular.

Observaste la paleta que tenía en su boca, la movía de un lado a otro sin sacarla de su boca mientras que sus dedos tecleaban algo rápido para enseguida reincorporarse en el sillón.

- ¿Qué quieres?, me hiciste bajar y estaba cómoda en mi cama.

Sus ojos se posaron en los tuyos, demonios tenía una mirada que te erizaban los vellos de tu cuerpo.

- Háblame de usted, soy mayor que tu niña. - Wakasa se recargo en el sillón por completo y empezó a masajear con su mano izquierda su hombro derecho para después lograr tronarlo.

- Como sea, dijiste que bajara y aquí estoy. - yacías en tu lugar parada frente a él.

Viste como esbozo una sonrisa perezosa, después te hizo una seña para que te acercaras y sin más eso hiciste.

Wakasa sonrió aun con la paleta en su boca ante lo obediente que eras y después se paró del sillón mirando hacia ti, sentiste temblar justo ahí.