3. Mérida

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Dios...
Dios...
Diosdiosdiosdiosdios

Notaron que estoy aquí, pero ni siquiera he intentado disimular, ah, que nosequejenconelgerente....

Espera, la orden, sí, sí-

--- El día de hoy tenemos un descuento de parejas, por si quieren agregarlo a su siguiente compra.--- Mérida no tenía idea de que decir, sin pensarlo mucho dijo lo primero que sus labios pudieron pronunciar, de hecho, tuvo suerte de que tuviese sentido, tenía la; probablemente; cara más monótona que pudo haber tenido desde que tiene memoria. Ya tenía su pedido empaquetado entre sus manos, por lo que lo empujó sobre la madera un poco para que lo notasen, suplicando que no dijeran nada si veían marcas de sus dedos arrugados en el papel.
--- Jajajajaja..ja..ah.--- el chico más bajo se aclaró la garganta.--- No, nosotros no somos pareja, nah, como vos creés eso, jaja como pen-jajaja como pensás eso jajaja...
--- Sí..---Apoyó debilmente el chico más alto, quien parecía fuera de lugar, quizá haciendo la misma mueca que ella, ambas manos del chico rubio estaban encima del mostrador mientras agachaba su cabeza para reirse, ambos intercambiaban miradas, luego miraban al rubio, incluso el azabache comenzó a darle suaves palmadas, riendo timidamente al devolverle la mirada a Mérida.

Estos tipos... ¿Son normales? Se está riendo demasiado...

Su dedo índice comenzó a rascar el costado del dedo pulgar, impacientándose un poco.

--- Disculpe, no quisiera sonar entrometida, pero si tardarán un poco más en retirarse, puede pasar a una mesa, le desempaquetaré su pedido si quiere-
--- Oh, no...--- Refutó rápidamente, calmando su risa--- Tomaremos un uber acá cer-
--- Nonono, está bien, comamos acá.--- Ambos miraron al chico de hebras oscuras al mismo tiempo.
--- Qu-
--- Sí, amigo vamos, igual ya quedamos en estar aquí, ¿No? Vos no tenés que hacer nada igual.
El chico rubio estaba visiblemente incómodo, algo enojado, a decir verdad. La joven se preocupó, sabiendo que no podía hacer mucho respecto a la situación, pero no es como si quisiera una pelea en la cafetería. Miró a su alrededor para ver a algún mesero y en cuanto cruzó la vista con uno, se acercó a los clientes notando el llamado.
--- ¿Sucede algo, Mérida?--- Entró amablemente en la conversación.
--- Sí, estos clientes quieren una mesa, acomódalos, por favor.--- Les dio una mirada a ambos y luego al mesero, quien comenzó a guiarlos, en cuanto a ella, regresó a la cocina a indicar que desempaquetaran la orden y la colocaran para comer en una mesa para dos.

Siguió registrando las órdenes y repartiéndolas, dar el cambio correcto y enviar sin errores los pedidos a la cocina. Sin embargo, por un momento desvió su mirada, los chicos y el mesero... Estaban dando vueltas por toda la zona de las mesas. Aunque acabaron sentandose a la mesa más cercana al mostrador, justo después de que fuera desocupada por los clientes anteriores.

Rió un poco para sus adentros, que vergonzoso, aunque sabía no debió de burlarse de una situación así.

Acomodó su mascarilla y miró el reloj que había en la esquina de la pantalla de la computadora.

"10:19 am"
"1 de Febrero del 2019."

Una picazón saltó de la nada en su nariz, seguía recibiendo los pedidos, hasta que soltó un estornudo silencioso en medio de un pago.

Sabía que hoy me resfriaría, ah... Ojalá no me retire temprano...

Tomó una servilleta de papel del escritorio y quitó la mascarilla que llevaba, deslizándola bajo su mandíbula, limpió su nariz, esperemos que no sea así.

Volveré MañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora