9. Mérida

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El crujir entre los dientes de Sue era, como mucho, extravagante... si quería ser amable. mientras la música se entrometía, compitiendo en quien era más ruidoso. De todas formas, Mérida no entendía que quería decir ninguno de los dos.

Esa sonrisa...

--- Que tío tan raro.--- ¿Qué acabo de decir?

--- ¿Más raro que mi habitación?--- La mirada aburrida de Sue mandó a la chica a voltear a analizar más profundamente esta composición, todo lleno de posters, algunos encima de otros, otros a punto de caerse, habían algunas muñecas... ¿Barbie? colgadas de cabeza con tachuelas. Atrapa sueños alrededor el techo, estrellas de plástico, que presuntamente iluminarían apenas apagarás la luz. Estantes desordenados, casi no podía diferenciar que era casa cosa encima de otra. Tragó rápido y volvió a mirar directamente a Sue.

--- Más raro que tu habitación.

--- Wow, ¿Quién es el afortunado?--- Levantó su torso de la cama con ayuda de sus brazos, dejando esa bolsa de papitas chorreadas alrededor.

--- ¿Afortunado porqué?

--- Porque fue nombrado por vos, la monja de la década.--- Ambos comenzaron a reírse, Sue más fuerte que su contraria, quien solo soltaba una risilla entre labios.

--- Jaja, bueno.--- Suspiró, acomodándose un mechón de cabello corto tras su oreja, rozando ligeramente la cola baja que se había atado.

--- ¿Y?

--- ¿Y qué?--- La mirada de incredulidad que le dio a su amigo lo provocó a molestarse.

--- ¿De quién hablás? ¿Algún cliente en particular?

--- Oh... El chico que apareció esta mañana. Espera- ¿Cómo sabías que era un cliente?--- saltó de la cama y se acercó aún más a Sue, mirándolo muy cerca, genuina curiosidad.

--- Oh, bueno, solo parecía un bebé.

--- Tenía los dientes disparejos.--- Complementó la contraria, despertando una curiosidad en Sue, ahora más claro. "Esta máquina de expresso se podía enamorar", seguro pensaba él.

--- Uhm... Entonces era un bebé muy alto, ¿No crees?

--- Jajaja ¿Tú crees?

--- No, en realidad no, pero estaba muy bueno.

Mérida abrió los ojos como platos, girando la cabeza hacia un lado.

--- ¿Y tú no tenías novio?

--- Claro que tengo, pero tener un compromiso no me vuelve automáticamente ciego, boluda.--- tomó la bolsa de papitas, y la golpeó en la cabeza con ella, un "Auch" casi inmediato salió de los labios de su amiga.

--- Hmm... Bueno, tienes un punto, era visualmente atractivo... ¿Trabajará en la televisión?

--- Q-que-qué? ¿Visualmente atractivo? Pffff-Meri, dejá de hablar con voz de loquendo.

--- Ah, ¿Crees que tengo voz de loquendo?

--- No lo creo, la tenés... Pero mirá, sería un desperdicio que en pleno 2019 alguien tan joven y guapo labure en la tv.--- Para evitar la cara herida de su amiga, miraba la bolsa de papas fritas, agitándola para sacar más del fondo, pero fue su error ver una fracción de segundo su expresión quebrada, ahora sintiéndose mal por el comentario.--- ¿Querés?--- le señaló con la bolsa, en señal de ofrecimiento.

--- Oh, no, está bien...---

"Nos vamos a-"

"No hables mucho."

Volveré MañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora