22. Siempre ha sido él

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La fiesta de anoche se extendió hasta las 2:00 am, por lo que se imaginarán que estoy en estado zombie. Kyle no se acercó a nosotros ni un segundo, solamente se despidió a la hora de irnos, pero no dijo ni una palabra más en toda la noche. Estaba perdido en sus pensamientos y eso me tenía demasiado intrigada, pero no dije nada.

Me levanto de la cama y no veo ni a Clara, ni a Amanda por toda la habitación, así que me visto rápidamente con lo primero que encuentro y salgo hacia la habitación de Ben y Kyle, porque supongo que Matteo está con su hermana. Al llegar me recibe el Big Boy con una sonrisa y me invita a pasar, cosa que hago sin protestar.

—Buenos días, pequeña.

—Buenos días. ¿Dónde están todos?— le pregunto mientras me siento en una de las camas.

—Ah, se fueron a la playa esta mañana.

¡Claro, abandonen a la pobre Ro en medio de un hotel que parece un puto laberinto de oro! Aunque espera un momentito, algo no encaja.

—¿Y tú no fuiste?— le pregunto.

Él se encoje de hombros y niega con la cabeza.

—No estaba de ánimos.

—¿Y no me llamaron?

—Intentaron despertarte, pero duermes como un tronco, corchito.

Hacía mucho tiempo que no lo escuchaba llamarme así, la verdad extrañaba ese estúpido apodo. Me levanto de la cama muy coqueta y le quito la taza de café que tiene en su mano y una tostada, él me mira y se empieza a reír.

—¿Siempre vas a hacer lo mismo cuando desayunemos juntos?

Juntos...

—Sip.

Me vuelvo a sentar en la cama y me detengo a mirarlo detenidamente, lleva el cabello despeinado como siempre y está sin camiseta, por lo que tengo una vista perfecta de su abdomen, y cuando digo perfecta, es perfecta porque ¡madre santa! ¡qué abdominales!

—¿Otra vez vacilándome?— su voz me obliga a apartar la vista—. Esto se ha vuelto un hábito.

—Ja ja, muy gracioso— sarcasmo, puro sarcasmo—. Sólo me alegra que hayamos superado la fase incómoda y seamos amigos.

Aunque me muera por besarte.

—Yo también— hace una pausa y parece dudar un segundo, pero al final dice lo que estaba pensando—. ¿Quieres salir a dar una vuelta?

—¿Tú y yo?— le pregunto mientras señalo el espacio entre nosotros.

—No veo a más nadie por aquí, corchito.

—Vale. ¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa.

—No sé ni para qué te pregunto— le digo y ambos reímos.

Kyle busca algo de ropa y una vez listo, salimos. Creo que ha hecho lo mismo que yo, coger lo primero que encontró porque lleva un short verde de rayas, un pullover rojo y unas chancletas azules. Es muy gracioso verlo en short playero cuando siempre anda en pantalón, pero desgraciadamente, no deja de ser guapo.

Llevamos como quince minutos caminando por el bosque y no tengo ni idea dónde me lleva, pero tampoco le pregunto. Esto me recuerda mucho a nuestra primera cita no oficial, nos adentramos también en el bosque y yo estaba igual de paranoica. Supongo que algunas cosas nunca cambian, ¿no?

Al cabo de unos cinco minutos llegamos a un lugar de ensueño, sin exagerar. ¡Había una cascada enorme delante de nuestras narices! ¡Una puta cascada! Si esto no es el paraíso, no sé qué será.

Un beso bajo la lluvia [✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora