Epílogo.

1.1K 80 33
                                    

Un año y tres meses después...

He estado esperando por este momento el año entero, y al fin puedo decirlo, vuelvo a casa. Mi padre ha conseguido un buen empleo aquí, al igual que mamá, y hemos ahorrado una buena cantidad de dinero en todo este año que pasamos fuera, por lo que nuestra situación económica está más que bien.

Estamos en navidad, así que los chicos están en casa de Ben celebrando, el único que sabe que mi vuelo era para hoy, es Bruno. No les he querido decir a los demás porque quiero que esto sea una sorpresa, por lo que le dije a mi mejor amigo que no puede decir nada, sólo espero que me haya escuchado.

Mis padres se han quedado en casa de un amigo, así que he venido caminando hasta la casa del moreno. Por el camino me permito apreciar las calles que tanto he extrañado, parece increíble que todo se vea más bonito cuando te ves obligado a alejarte. Supongo que aprendes a valorar las cosas cuando estás a punto de perderlas.

Las calles de la ciudad están alumbradas por grandes faroles y todas las casas se encuentran adornadas con luces navideñas, árboles con millones de adornos, muñecos de nieve y algunas incluso tienen un Papá Noel en la puerta. La navidad siempre ha sido mi época favorita del año, pero esta es, sencillamente diferente.

Finalmente, llego a la casa de Ben y al acercarme a la puerta comienzo a escuchar varias risas provenientes de dentro de la enorme casa en la que hemos tenido tantas fiestas. Estoy tan nerviosa por volver a verlos después de todo este tiempo, que ni siquiera he tocado el timbre.

Cojo una gran bocanada de aire frío y toco la puerta.

No pasan ni dos segundos, cuando una chica completamente desconocida abre. Me quedo mirándola en silencio un par de minutos y realizo un escáner de cuerpo completo.

La chica es alta, no mucho, pero sí más alta que yo, tiene el cabello negro que le cae ligeramente por los hombros, no lo lleva muy largo y eso le da un toque más maduro. Sus ojos están bañados en un azul oscuro y lo más probable, es que el océano le tenga envidia. Es más delgada que la mayoría de las personas que conozco, pero tiene ese estilo de modelo que solo favorece lo que ya tiene de guapa.

La chica parece sacada de una revista y por un segundo, trago en seco, nadie me dijo nada de ella. ¿Quién es?

—¿Se te ofrece algo?— pregunta ella finalmente.

—Ehm...sí— me aclaro la garganta y levanto la barbilla—. ¿Están Clara y Ben?

La chica misteriosa parece dudar por un momento, pero al final me dice que entre y espere en la sala. Hago lo que me pide y me siento en el sofá silenciosamente.

Después de esperar unos seis minutos, me levanto al ver a mi mejor amiga aparecer como una bala y abalanzarse sobre mí, provocando que caigamos de culo contra el suelo.

—¡Roooo! Te extrañé tanto— chilla mientras deja besos por toda mi cara y agradezco que no tenga los labios pintados, de lo contrario me vería como un payaso de feria—. Tengo tantas cosas que contarte y...¡Dios! Qué guapa estás. ¡Chicos! ¡Miren quién está aquí!

Comienzo a reír desenfrenadamente por la locura de mi mejor amiga y no tardan en asomarse cuatro cabecitas que yo conozco demasiado bien.

—¡Guapa!— chilla Ben y no se demora en tomarme por la cintura y darme vueltas en círculos hasta marearme—. Te extrañé muchísimo. Dios, Clara me tenía loco hablando solamente de ti. No podíamos ni tener sexo porque se corría pensando en ti.

—¡Eso no es verdad!— protesta mi mejor amiga y todos reímos.

—Ro, todos te hemos echado muchísimo de menos— comenta Amanda y se dirige hacia mí para darme un abrazo.

Un beso bajo la lluvia [✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora