Hero había encerrado a Anastasia en una de sus habitaciones.
El castillo estaba lo suficientemente cuidado como para mantenerla cautiva y segura.
En la manada pocos habían conocido a Hero, muchos sabían por sus actos sanguinarios de las noches que era un lobo aterrador.
Creían que estaba total y absolutamente perdido en la oscuridad de lo perverso y profano.
Quienes les gustaba idealizar a su alfa pensaban que él los protegía en las noches, pero en realidad Hero no hacía más que divertirse destrozando cuerpos que osaban invadir sus tierras. Era egoísmo, no amor ni mucho menos un acto de amabilidad por su manada.
Cuando el sol empezaba a ocultarse los habitantes de Under The moonlight despojaban el bosque, sabían que el alfa salía a merodear por ahí cuando la luna salía.
—¡Sácame de aquí! —gritó Anastasia.
Ella era plenamente consciente de que era una criatura débil y se sentía en desventaja al estar encerrada y rodeada de una manada de lobos.
La coneja conoció unos cuantos gigantes de aquel lugar en el que la tenían apresada y le dio la impresión de que la estudiaban con severidad, como su alfa. Para ella, todos los lobos de esa manada eran igual de peligrosos que el lobo de ojos grises que no hacía más que evocarlo en sus pensamientos de manera inconsciente.
Hero conocedor del aborreció que sentía su omega hacía él se había ido a su cueva donde decidió quedarse hasta que ambos se calmaran. En especial él.
Ahora mismo sólo quería follar a su omega, pero no lo haría. Ella estuvo con otro lobo y él, que prácticamente lo vio, no podía evitar aborrecer lo que sentía hacia ella.
Dejó a Anastasia en su gran castillo, hay estaría bien atendida y protegida bajo sus propias paredes.
Hero sabía que aquellos lobos que la custodiaban en su ausencia no eran unos incompetentes porque él mismo había diseñado el entrenamiento que desde pequeño se les exigía practicar.
Y claro, el problema no serían los lobos bien adestrados de su manada, más bien recaía en los hombros de las damas, que ignorantes de la fascinación de Hero por la coneja, empezaron a tratarla como lo que es: un animal débil, una presa ante sus ojos.
—¡Eh, tú! —llamó una de las lobas.
Para anastasia todos eran depredadores, cazadores innatos de los de su raza, a comparación de ella, que ni carne comía, se estaba dando por muerta.
—Ven a comer.
Le pasaron un plato con carne viscosa y de un tono cándido. La carne estaba cruda y tenía un hedor repugnante.
Ella arrugó su entrecejo, los conejos sólo engullían frutas.
Tanteo la carne pálida y con curiosidad dijo, sospechando la respuesta.
—¿Qué es? —dijo con miedo a la repuesta.
—Conejo —la sonrisa cínica que le dedicó la loba y mirar la carne lívida le propinó arcadas a la criaturita, se inclinó hacia delante y vomitó el líquido agrio que le manchó los pies.
A pesar de que la omega tenía una apariencia cadavérica, bajo la atenta mirada de la loba, agarró la bandeja y la tiró lejos. Se metió entre las sábanas suaves que tuvieron la decencia de dejarle y no salió de allí por un largo tiempo.
Anastasia no comió y se encontró a sí misma rogando porque el alfa con el que habló antes volviera. Sin saber por que, pero sabiendo que sólo él tenía el poder para liberarla de todos esos mounstros.
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Fangs. [R]
FantasyUno de los principales purasangre encontró a su pareja y no descansará hasta tener a su coneja, aunque eso signifique la desgarradora muerte de muchos. Under the moonlight manada con el alfa más sanguinario, aterrador y corrupto. Hero sólo se seguí...