𝟕

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Anastasia saltaba como si no tuviese un mañana, sus cortas patitas no le permitían llegar muy lejos, a pesar de la gran velocidad a la que se obligaba a ir. El castillo le daba mucho miedo, no sabía si en cualquier momento le aparecía otro terrible animal dispuesto a torturarla.

Aunque una parte de ella, totalmente contradictoria, se sentía en confianza de ir a cualquier espacio del castillo. Ella sentía y sabía que ese era su lugar de ahora en adelante y era lo suficientemente astuta como para ser consciente de que su alfa era muy capaz de mantenerla a salvo.

La parte sensata de ella también tenía cierta ansiedad al pensarse acorralada por su alfa.
Sabía Anastasia que él estaba jugando con ella porque su olor la delataba, de haber querido agarrarla, ya lo hubiese hecho, a diferencia de ella, quien no tenía un buen olfato.

Ése era la gran consecuencia de haber estado usando medicamentos para aplacar a su coqueta coneja.

Anastasia podía escabullirse mejor que cualquier otro animal debido a su pequeña estatura y solía ser muy ágil, también podía llegar a escuchar estando a una larga distancia sin necesidad de mover su cabeza. Claro, si se concentraba en ello mucho más.

Y eso también se le dificultaba si no podía ni siquiera enfocarse en algo más que en su corazón alborotado.

Entonces pensó en algo que posiblemente la delataría más rápido, pero también dejaría a su alfa en evidencia.

Y lo atraparía.

Hora de jugar

Lair que había estado emocionada y ansiaba poder jugar con su alfa hizo al instante lo que pensó.

La conejita tomó el control, ella sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Lair ya sabía donde estaba el alfa, así que haciéndose de sus feromonas lo atrajo hacía ella.

Hero se sentía hipnotizado y corrió hacia la coneja como un cazador cediento, él se había convertido en lobo para hacer más emocionante su juego y su omega no lo sintiera, aunque falló irreparablemente cuando de ella surgió ese aroma tan enloquecedor.

Cuando creyó que tomaría entre sus dientes la bolita de pelo que yacía acurrucada debajo de el mueble de su despacho, no lo pensó mucho y se metió a por ella, cayendo en la trampa de su omega.

Lair divertida de la situación vio gruñir a su lobito, se metió otra vez donde la enorme cabeza de Hero estaba atorada. Se sentó encima de su hocico y se quedó mirándole los ojos moviendo sus orejas de atrás para alante.

Entonces Hero que también tenía un as bajo la manga volvió a su forma humana y antes de que Lair que estaba entretenida moviéndose de alegría se percatara, la cogió entre sus grandes manos y le dijo:

—Te tengo, conejita —Lair ni lenta ni perezosa entregó el mando a Anastasia nuevamente, Hero lo notó por el cambio en sus ojos.

Anastasia nunca se enojaba pero después de que había estado tan feliz y verse perdedora al final no pudo evitar lanzarle gruñidos de molestia a su alfa. Le mordió un dedo que sólo hizo que Hero hiciera una mueca en su cara.

Al final se quedó dormida entre sus manos por el cansancio.

—Georgiana, me estás impacientando —
le gruñó el Rey a una histérica bruja.

—Es que vi mucha sangre y hechicería a su alrededor. Y-yo tengo miedo, señor. ¿Y si le pasó algo? —preguntaba Georgina más para ella misma que para él.

—¡No digas tonterías! —Fernando al borde de un colapso por todo lo que había estado diciendo la bruja desde hace una hora cuando les había llegado la terrible noticia.

Fangs.           [R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora