𝟑

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Un dolor desgarrador sintió Anastasia en el pecho al momento de levantar la cabeza y mirar sus ojos...

Aquellos ojos eran una mezcla entre grises y negros, perfectamente se podrían asemejar a un cielo oscuro con una luna en su centro.

En ese momento bien podría pasar como una obsesa por la luna que se reflejaba en ellos.

Su mirada simplemente le hacían pensar en una sola cosa.

¿Sería posible que la noche esté encerrada en ellos?

Porque eso le parecía a Anastasia. Eran magnetos para su frágil ser.

Le fue inevitable no sentir curiosidad por aquel lobo de pelaje negro, como tampoco no sentirse nerviosa y excitada bajo su atento escrutado. Sintió como dagas se atravesaban en su pecho, de repente se sentía hasta incorrecto estar al lado de Manuel. Y era descabellado por su parte sentirse tan incómoda al lado de su pareja destinada.

No tenía sentido.

Observaba aquella escena como si no fuese partícipe de ella, le parecía absurdo sentirse reprimida cuando no estaba haciendo nada malo. Al contrario del lobo al frente, que por su porte y la reacción de Manuel, sin duda se debía al alfa de aquella manada. Eso explicaría muchas cosas; como su comportamiento prepotente, aquella arrogancia típica en los alfas.

Se sentía intoxicada por el aroma que llegaba a sus fosas nasales, invitándole a complacerle... era inevitable no querer calmarle.

Se sentía traicionada por su coneja. Por su cuerpo, por su propio estado y mente.

El lobo era sin lugar a dudas el animal más hermoso que ella había visto.

¡Era enorme!

Merecedor de ser la especie más sanguinaria de la jerarquía, porque era evidente que era un sangre pura... te lo decían aquellos colmillos que sobresalían en su aspecto, la forma en que su pecho se engrandecía o por el putrefacto hedor a muerte, o al menos así lo percibían los machos, mientras que las hembras sin marca cederían su razonamiento a su ser con su mera presencia.

Poseía un pelaje de negro absoluto, era una belleza sin igual que sólo una vez había visto Anastasia y era en su padre, también tenía ese aura oscuro e intimidante al rededor de aquella belleza casi escalofriante.

A Anastasia le parecía mucho más atractivo Hero que Manuel, aunque eso todavía le costaba asimilar.

¿Era posible admirar a alguien más, aún cuando ya tenías pareja?

Ella era desconocedora de ello, pero siendo una coneja, ella supuso que esos sentimientos se debían a sus instintos. Quiso regañarse por sus intrusos pensamientos, ¿pero cómo hacerlo?

Hero no sólo tenía una belleza descomunal en su forma animal, admiró Anastasia, si no que contaba con el atractivo también en su forma humana.

Las facciones detalladas de su cara eran casi poéticas. Barbilla afilada con cejas pobladas, las cuales le daban un toque sombrío a su de por si, bella mirada. Tenía una nariz puntiaguda y unos labios finos y rosas, aunque estaban algo pálidos, no perdían su encanto.

También estaba segura que esa era la perfecta cara de un asesino sin escrúpulos, pero ella por más que lo intentaba no sentía más que una fuerte excitación, inexplicable, teniendo a un lado a Manuel.

Mientras que él se sentía asqueado. La coneja estaba lubricando y todos lo sabían. El olor dulce que de ella salía era innegable. Era un afrodisíaco puro para cualquier macho.

Fangs.           [R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora