12. Wolf

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Regresaba a la mansión después de un día largo de clases. Me estaba adentrando al camino que me alejaba del pueblo, cuando vi escabullirse a las entradas del bosque al lobo blanco.

Mi cara seria se transformó en una de alegría pura.

Empece a seguirlo con pasos sigilosos, no quería que se diera cuenta de mi presencia ahí, quería ver cómo se comportaba a solas, las cosas que hacía e incluso si tenía suerte ver en dónde dormía.

No sabía como explicar mi curiosidad en aquel lobo, simplemente era una necesidad que sentía, casi como una corazonada de que aquel animal estaba conectado de alguna forma conmigo.

Lo seguí por unos cuantos minutos adentrándome cada vez más en el bosque, hasta que el animal frenó sus pisadas repentinamente. Observé nuestro al rededor, notando que ahora solo nos rodeaban pinos y solo pinos, entonces, me escondí detrás de unos arbustos cercanos antes de que se diera vuelta y notara mi presencia ahí.

El lobo empezó a olfatear sus alrededores cómo si hubiera notado que no estaba completamente solo ahí. Sin darse cuenta comenzaba a acercarse hacía en dónde me encontraba yo deseaba mentalmente que no lo hiciera.

A solo unos centímetros de estar descubierta, el lobo pareció perder el rastro repentinamente se alejó. Relajé mi postura, pero al instante me di cuenta que alguien más estaba ahí a mi lado, y jo solo eso, estaba apoyando una mano en mi hombro.

Heeseung.

Ahogué el grito de sorpresa y me tapé los labios rápidamente.

— ¿Qué haces acá? —murmuré, desorientada.

—Te acabo de salvar el pellejo. Vámonos ahora de aquí Selene... —me regañó en un susurro, pero lo detuve rápidamente del brazo tratando de no hacer mucho ruido.

—No nos va a hacer nada, ni siquiera nos vió. Déjame quedarme unos minutos más —rogué, forzando un puchero que obligó al contrario a acceder soltando un suspiró denso, pues sabía que no era capaz de obligarme por la fuerza a irme de ahí.

Claro que era consiente de lo peligroso que podían llegar a ser los lobos, pero no había necesidad de exagerar. Cómo dije antes, ni siquiera se había dado cuenta de que estábamos ahí, y además; los pequeños encuentros que había tenido con este lobo blanco me daban a entender que le agradaba mi presencia.

—¿No es hermoso? —comenté mirando como el lobo se sacudía mostrando su hermoso pelaje blanco.

—No deberíamos estar aquí...—susurró Heeseung sin siquiera prestarme atención, pues su mirada densa estaba directamente en el animal.

—¿Por qué? ¿Acaso no puedes estar en esta zona del bosque? —bromeé, pero este me dió una mirada inusualmente seria que me hizo borrar mi sonrisa.

El lobo siguió su camino comenzando a alejarse de dónde nos encontrábamos escondidos cada vez más, pero se detuvo una vez más, comenzando a articular unos sonidos extraños desde su boca.

—Sel —Heeseung tomó de mi mano, acercándose completamente a mí hasta el punto de hacer chocar su cuerpo con el mío—. Vámonos ahora. Hablo en serio.

Lo ignoré y seguí mirando al lobo qué extrañamente empezo a crecer de tamaño.

Fruncí el ceño, con la intención de aclarar mi vista.
Su grueso y blanco pelaje comenzaba a desvanecerse y era remplazado por un color matte y una textura completamente diferente a la de un lobo. Su cola, sus pies e incluso hasta sus orejas; todo iba siendo remplazado por características completamente humanas.

 VAMPIROS / ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora